La Guardia Civil tiene un plan para la renovación de su flota de vehículos. Se piensa gastar nada menos que 26,5 millones de euros solo este año para comprar nuevos coches y motos, ha planificado inversiones de aquí a 2028 en esta misma línea, pero cuenta con un parque móvil tan anticuado y castigado que ella misma reconoce que la tasa de reposición es insuficiente. Y eso se nota en el envejecimiento.
En la provincia de Burgos la Benemérita usa 23 vehículos con una antigüedad de más de 15 años y un total de 32 superan los 300.000 kilómetros. Hablamos de cifras con las que cualquier propietario se estaría pensando cambiar de coche, cuanto más teniendo en cuenta que es una institución cuya rapidez y fiabilidad en los desplazamientos resultan fundamentales para el buen desempeño de sus trabajos. No es cuestión de que acaben yendo en Troncomóvil, el famoso utilitario de Los Picapiedra.
Los datos aparecen en una respuesta parlamentaria ofrecida en el Congreso al grupo Vox, que solicitó datos de toda España a mediados de noviembre. La comparativa con otras provincias permite comprobar que Burgos está en un grupo de ‘privilegiados’ donde ningún vehículo ha sido rechazado en las ITV (en La Rioja tuvieron informe desfavorable 70) durante este año.
Además, en cuanto al parque móvil con más de 15 años o más de 300.000 kilómetros (son los dos cuadros incluidos en la contestación del Gobierno), la Comandancia burgalesa se sitúa en un término medio. No presenta los datos desastrosos de las provincias vascas o de Navarra, donde el envejecimiento es muy llamativo, pero tampoco está entre las mejores.
El Ministerio del Interior explica que «la adquisición de vehículos se realiza de forma centralizada para la totalidad de la Guardia Civil, distribuyéndose posteriormente conforme a las necesidades priorizadas de cada una de las Unidades, por lo que a las Comandancias de la Guardia Civil de las provincias/ciudades autónomas interesadas le serán adjudicados nuevos vehículos en una proporción similar al resto de unidades».
Fuentes de la AUGC confirman que «desde hace alrededor de cinco años la flota de Burgos se ha renovado bastante». Sin embargo, añaden que el principal problema es «la gran extensión de la provincia, que hace que enseguida los coches se carguen de kilometraje». Desde la Asociación Unificada de Guardias Civiles calculan que «en cada servicio de una patrulla, a lo largo de ocho horas, hacen una media de 200 kilómetros». Y además, apuntan que tanta intensidad de uso deriva en «averías muy costosas» que llevan incluso a limitar el importe de los arreglos a lo largo de la vida de un vehículo al importe inicial de su compra. «Por cada coche se invierte en reparaciones lo mismo que costó», apuntan, lo cual sería impensable en un uso particular.
El mismo grupo parlamentario preguntó por la situación de los vehículos de Policía Nacional y en este caso, aunque el Gobierno no ha ofrecido datos tan detallados sobre antigüedad o kilometraje, sí ha reflejado que ninguno de los vehículos de Burgos ha sido rechazado en la Inspección Técnica de Vehículos.