Un complicado recorrido administrativo y judicial retrasó 8 años la concesión de las primeras licencias en los nuevos sectores creados por el Plan General de Ordenación Urbana de 1999, el que está cerca de ser sustituido por el nuevo PGOU de la capital burgalesa. Los permisos para construir no llegaron hasta mayo de 2007, a las puertas de la desaceleración inmobiliaria, y desde entonces, en un goteo tímido pero constante, han empezado a levantarse bloques y a trabajar las grúas.
Los tres mayores sectores de suelo urbanizable resultantes de aquel Plan eran el S-3, S-4 y S-7 que fueron bautizados respectivamente como Casa la Vega, Villímar Oeste y Fuentecillas Norte y que contemplaban un número máximo de viviendas de 1.599, 2.982 y 1.214 respectivamente en el momento de ser aprobados sus proyectos de reparcelación.
En la actualidad entre todos ellos, según los datos facilitados por la Concejalía de Licencias que dirige Dolores Calleja, se han otorgado permisos de final de obra o de ejecución (el que da derecho a la construcción) para un total de 2.056 pisos, lo que supone un 35,4% de ocupación del límite permitido por la ordenación. Si nos ceñimos a las que ya cuentan con final de obra y por tanto están entregadas y en gran medida habitadas por sus propietarios, la cifra se reduce a las 1.294, un 22%.
El mayor porcentaje de ocupación lo encontramos en el S-7, donde ya están en marcha o terminadas más de la mitad de las viviendas previstas, y el menor en el S-4 donde sólo se han levantado el 27,5% de las que podría llegar a tener algún día. Con un 38% queda en un lugar intermedio el S-3.
La VPO tira del mercado
El momento económico está marcando de forma evidente el desarrollo del ya ‘casi’ viejo Plan General. Las áreas de transformación que permitieron la salida del interior de la ciudad a antiguas industrias como Coprasa, Flex, Quesos Angulo o Almacenes Cámara están prácticamente resueltas, mientras las pequeñas unidades de ejecución que afectan a solares del interior de la ciudad han tenido un desarrollo desigual. Todas ellas pudieron empezar unos años antes, pero el suelo de nueva creación se vio lastrado por su compleja tramitación y de hecho un buen número de ellos (había 30 en total) ni siquiera ha superado todavía la fase de burocracia y no vemos en ellos ni las calles.
Cuando los grandes sectores salieron adelante y se empezaron a conceder las primeras licencias, el parón en el sector de la construcción estaba a las puertas y esto condujo a las promotoras a apostar por las viviendas con algún tipo de protección (la norma estableció una reserva del 30% del total en todos los nuevos sectores). Por eso, la VPO es mayoría a día de hoy con 793 ya terminadas frente a las 501 de precio libre.
Además de las viviendas ya terminadas y las que cuentan con licencia de ejecución, otras cuantas decenas han recibido la licencia al proyecto básico, un paso previo pero que denota la intención de las empresas de construir próximamente. Son 63 en el S-3, 97 en el S-4 y ninguna en el S-7.
La estadística de la concejalía refleja también un buen número de expedientes con renuncia o desestimiento por parte de las promotoras. Hay ejemplos en cada uno de los sectores de proyectos que iban a levantar oficinas o viviendas y que, pese a tener permiso para construir en algunos de los casos desde el año 2008, han preferido no llevarlos a cabo, quizás a la espera de tiempos mejores.