E l paso de los años, las responsabilidades que se van adquiriendo, el trabajo, la rutina... nos hacen olvidar, a menudo, que todos tenemos un pasado y también una juventud, posiblemente maravillosa, que disfrutamos junto a los amigos de toda la vida. A veces es necesario perder a una persona querida, a uno de esos compañeros de batallitas, para retrotraerse al pasado y rememorar momentos, historias y vivencias que nos hacen esbozar más de una sonrisa.
Esto es lo que le pasado a Carlos Miguel, profesor de trompa del Conservatorio y subdirector de la Banda Municipal de Música, que acaba de publicar su primera novela El eterno presente. La muerte inesperada de un gran amigo le llevó a reflexionar sobre el tiempo vivido durante la adolescencia. La obra arranca un 9 de julio de 2009, un día normal en el que, como casi todos los días, no ocurre nada interesante. A última hora, cuando le comunican el fallecimiento de su amigo Emilio todo cambia, y nada volverá a ser igual.
A partir de ahí, el autor echa la vista atrás y regresa a la Miranda de principios de los 80, cuando tenía 16 años y vivía con su familia en La Charca. Era verano y el grupo de nueve amigos quería preparar una balsa para poder navegar por el río Bayas y echarse unas risas. Era otra época. «Por allí nunca había nadie, había libertad absoluta. Hasta robábamos las patatas de alguna finca, las asábamos y luego nos la comíamos», recuerda Miguel.
Así, y a lo largo de 250 páginas, el autor describe una parte de su juventud, «que podría ser la de cualquiera que vivió en esa época». Los primeros amores, los devenires estudiantiles de un muchacho desorientado que se «agobiaba» durante el curso en el instituto Fray Pedro de Urbina... componen esta obra, repleta de vivencias reales que el autor ha literaturizado para dar sentido a la novela. Un libro que se ha ido gestando a base de pequeños relatos que el profesor iba escribiendo y que guardaba en un cajón, hasta que finalmente decidió escribir la obra, que el mismo define como «un relato de muchachos para adultos».
Subraya que sus aventuras, «son como las de cualquiera», pero que pretende que el lector se identifique «y se vea reflejado en lo que me ocurría a mí». El subdirector de la Banda de Música reconoce que la novela le ha ayudado a sacar «todo lo que tengo dentro». «He usado mis historias para entrar en pensamientos más profundos acerca del sentido de la vida y el tiempo», explica.
El eterno presente ya está a la venta en las librerías de la ciudad por 15 euros.