Hace 16 millones de años, en el Mioceno, esta zona de depresión de la provincia, estaba inundada por el océano. Al retirarse las aguas hacia las costas se crearon lagos internos, que se evaporaron posteriormente por las altas temperaturas, lo que generó precipitaciones de estos sulfatos. «En Burgos, Almería, Castellón, Barcelona y Madrid están las reservas más grandes», indica José Romero, CEO de Aminsa.

«Desde el punto de vista geológico-minero es un yacimiento muy interesante a futuro de continuar con la misma situación de escasez», asegura. La explotación de los recursos naturales de esta cuenca, amén de suponer una importante fuente de riqueza y de empleo para los pueblos de la comarca -desde los Montes de Oca hasta la denominada Riojilla burgalesa-, es una vía de futuro para tratar de revitalizar muchos de ellos. «Todos los países se están posicionando para conseguir materias primas o para evitar quedarse sin ellas», recuerda Romero.

Ejemplos los hay, por ejemplo, en Estados Unidos, que anhela quedarse con buena parte de las reservas de las conocidas como tierras raras (un compendio de 17 elementos químicos) que hay en Ucrania. También es creciente el interés de naciones como China en los grandes yacimientos de África.

Una mina por descubrir. En Villanasur se explotó durante dos décadas del siglo pasado la mina de yeso. Ahora se va a reabrir para obtener más material con el que surtir a la fábrica de James Hardie.