*Este reportaje se publicó el 17 de abril de 2022 en la edición impresa de Diario de Burgos
La Biblioteca Central del Ejército del Aire dispone ya para la consulta de quien lo desee los archivos en su día desclasificados sobre avistamientos de fenómenos extraños en España. Son un total de doscientos informes, dos de los cuales aluden a episodios sucedidos en la provincia de Burgos. Son los Expedientes OVNI que tan celosamente fueron ocultados durante años y sobre los que, recientemente, se ha levantado el secreto oficial. Los dos casos investigados en Burgos datan de 1970 y 1975. Sus informes revelan el interés y el celo que las autoridades volcaban en estos asuntos. El más llamativo, por cuanto hizo correr ríos de tinta, es el registrado en la madrugada del 1 de enero de 1975, en Quintanaortuño.
Es el Expediente 750101, que viene encabezado de la siguiente manera: Mando Operativo Aéreo. Estado Mayor. Sección de Inteligencia. Avistamiento de fenómenos extraños en Burgos. Día 1 de enero. 1975. Resumen: Los testigos son cuatro soldados trasladándose en coche a su destino, Burgos, en la incorporación de un permiso. El conductor observa una luz intensa, de color blanco amarillento y de un tamaño de dos a tres metros de altura y anchura, que caía hacia el suelo (Km. 14 de la carretera Burgos-Santander); detiene el coche llamando la atención de sus compañeros; al bajarse del vehículo observan la luz parada en el suelo o muy próximo a él. Emprenden la marcha nuevamente y un kilómetro más tarde vuelven a apearse, observando en la misma dirección tres o cuatro luces mucho menos intensas, pero paradas también a la misma altura. En ningún momento apreciaron objeto alguno sino solamente resplandor. No se tomaron fotografías ni se hizo dibujo alguno. Con posterioridad, ya en la toma de declaración, los testigos realizaron unos trazos (no vienen adjuntados al Expediente), en los que aparece algo parecido, según el Juez Informador, a un globo; otro trazó algo que se parece a una campana, parecido al anterior, pero en sentido invertido. Únicamente el conductor del vehículo pudo observar el movimiento de la luz.
La historia es conocida: Manuel Agüera, Felipe Sánchez, Ricardo Iglesias y José Laso habían salido de Torrelavega para estar en la hora de la diana en la Academia de Ingenieros de Burgos, donde prestaban el Servicio Militar. Coronado el puerto del Escudo, el conductor, Agüera, vio una intensa luz en el cielo, y compartió con sus compañantes la singularidad de aquella luminaria que, al poco tiempo, desapareció de su campo de visión. Continuaron el viaje y a la altura de Quintanaortuño, en una finca junto a la carretera, volvió a sorprenderles la súbita aparición de lo que parecía un cono de luz deslumbrante que se movía a la vez que su fulgor se hacía más intenso. El coche se detuvo y los cuatro jóvenes descendieron no sin cautela, ya que estaban atónitos al no entender qué diantres podía ser aquel extraño fenómeno. Entrevistado hace unos años por este periódico, Felipe Sánchez evocaba vívidamente aquel instante que no ha podido olvidar a pesar de los años: "Primero era sólo una luz, posada en el suelo. Era de varios colores. Luego pasó a ser de una tonalidad amarillenta, cada vez más fuerte, con destellos. Y a continuación se encendieron otras cuatro de forma muy seguida. Era una luz que deslumbraba. Yo nunca he creído en OVNI ni en cosas de esas, pero yo sé lo que vi y aquello era muy raro. Era fuera de lo normal".
Salieron zumbando de allí y nada más llegar al cuartel contaron lo que habían visto. La investigación se abrió ese mismo día: acompañados por un comandante, los cuatro soldados regresaron al lugar de los hechos y se encontraron con casi 300 metros cuadrados de terreno calcinado y marcado por socavones. Agricultores del entorno confirmaron a las autoridades militares que allí no se quemaban rastrojos desde octubre. Si los mandos pretendían mantener el asunto en secreto, no lo consiguieron. De todas aquellas pesquisas fueron testigos reporteros de la revista La actualidad española, que publicó un amplio e ilustrado reportaje titulado '¡Aquí vimos el OVNI!'; lo firmaba, cosas de la vida, un joven y ambicioso periodista llamado Pedro J. Ramírez.
A los pocos días comenzaron los interrogatorios a los cuatro testigos, que ahora pueden leerse en la Biblioteca Central del Ejército del Aire. Así se resumen estos en las consideraciones recogidas en el informe de desclasificación: Las cuatro declaraciones de los testigos, de una gran similitud, indican que tuvieron conversaciones continuas entre ellos (cosa lógica por otro lado), ya que no fueron entrevistados hasta dos semanas después. Se detectan falta de detalles, al hablar de una luz y negar categóricamente la presencia de un objeto, ninguno añade algún dato que sea distinto a los manifestados por otro o del que se pueda seguir alimentando la información; en buena lógica alguno debió aportar un matiz diferencial (...) Al hilo de lo escrito en el párrafo anterior, no se hace referencia en las declaraciones de los testigos de la existencia de supuestos coches que a distancia de 500 o 600 metros, se habían detenido también, detalle éste que sí viene comentado en el informe del Juez...
El informe desclasificatorio destaca, asimismo, varios aspectos que justificaban que el expediente dejara de tener la condición de 'materia clasificada': Si existieron otros testigos que detuvieron el coche a pequeña distancia de los declarintes, hubiera sido importante su localización para corroborar lo expuesto por los soldados. Ante la inexistencia en el Expediente de alguna declaración dada desde otra fuente distinta, no es posible resolver la duda de que o bien pudiera tratarse de una excusa de los soldados ante la idea de presentarse tarde a diana (existe esa incertidumbre ya comentada de las diferencias horarias) y que se puede detectar en el escepticismo que se nota en las conclusiones del Informador, que tuvo la oportunidad de carearse con los testigos, o bien que realmente vieran algo, que por desgracia no puede ser confirmado desde otras fuentes.
Conclusiones del informe. Además de los cuatro interrogatorios, casi clavados en las respuestas, el informe desclasificado, firmado el 15 de enero de 1975, recoge las conclusiones del informador en estos términos: A la vista de las declaraciones, tanto de los supuestos testigos como de la Guardia Civil, así como de las observaciones oculares y desde el aire hechas por él, el Informador se permite sugerir la posibilidad: Primero: de alguna conversación entre los ocupantes del vehículo que ya predispusiera en su ánimo a ver durante el viaje alguna cosas rara, es decir, sugestión; Segundo: Que las horas en que viajaban, después de una jornada por parte de uno, de trabajo, y de otros de permanencia con sus familiares a causa de la festividad de Fin de año, ya que salieron de Torrelavega sobre las cuatro de la mañana, y algunos de ellos se incorporaron a esa localidad en coche desde Santander, pueda ser motivode cansancio, ya que según manifestaron dos de ellos iban dormidos en el coche, el tercero somnoliento al lado del conductor y este solamente despierto, precisamente el camarero, que como se ha indicado en las declaraciones anteriores, parecía tener cierto ascendiente sobre los demás, único que observó en un principio la caída en forma de parábola de una luz extraña, a partir de lo que comienza, al despertar a los demás, el motivo de esta Información; Tercero: El que todos coincidan poco más o menos en las declaraciones, principalmente en el tamaño de la luz que vieron, parece indicar conversaciones continuadas entre ellos, lo que ha hecho que las declaraciones, tanto aparecidas en la Prensa como al Coronel de la Academia, cuya copia se adjunta, y posteriormente ante el Informador, sean prácticamente iguales, sin discernir exactamente la figura ni la forma, ni las dimensiones exactas ni a la altura a que dicen se encontraban detenidas las luces a que se han referido en sus manifestaciones.
Es curioso que el informe no recoja que, cuando los soldados regresaron con uno de los mandos al lugar de los hechos, confirmaron que el terreno del avistamiento estaba ennegrecido, como así acreditan las fotografías publicadas en la revista Actualidad Española. Aunque el informe no parezca dar veracidad al testimonio de los soldados, se mantuvo clasificado durante décadas.
¿Un globo sonda? El otro informe desclasificado y que ahora se puede consultar en su integridad es el Expediente 700616. Aunque también se mantuvo en secreto, parece que la investigación descartó cualquier fenómeno extraño. Se registró el 16 de julio de 1970 y el testimonio recogido fue aportado por un piloto comercial que prestaba sus servicios para la compañía FOAT. Así aparece su declaración en el informe: A las 11,45 (hora Z) divisamos un objeto, extraño por su forma, y en actitud estática, a unos 30 ó 40 kilómetros al ENE de Burgos capital y de 30.000 a 40.000 piés de altitud. Considerando peligrosa su posición en la aerovía A-23, y cerca del cruce con la B-11, si no se tenía conocimiento de él, intenté comunicarlo a Villafría, pero me fue imposible, por fallo del equipo de VHF. Ascendiendo fuera de la aerovía hasta 11.500 pies obtuvimos tres fotografías del objeto, una de las cuales, ampliada al máximo, enviamos con el presente informe. En mi modesta opinión, le calculo un diámetro, en la parte más larga, de unos 15 metros. a las 12,00 Z, abandonamos la zona y el objeto continuaba en el mismo sitio.
El informador concluyó rápidamente que del estudio de las declaraciones se pudo tratar de un globo sonda. El expediente de desclasificación también lo deja claro: "Por la descripción que realiza el piloto, corroborada por el fotógrafo, en cuanto a altura, movimiento y forma, así como del estudio de la fotografía, se puede sacar en conclusión de que el objeto podría identificarse como un globo sonda. Noticias de prensa posteriores informan de un globo sonda observado durante varias horas en el cielo de Ávila".