Juan Maiques

Plaza Mayor

Juan Maiques


Triste Navidad

14/12/2023

Aunque siempre se ha dicho que las comparaciones son odiosas, de vez en cuando no viene mal saber qué hacen otras ciudades para tratar de asemejarnos en lo que les funciona y tomar distancia de sus errores. No era ese el objeto de un viaje familiar que realicé la semana pasada a Santander, pero resultó inevitable tener un sentimiento de envidia y de una cierta pena al ver qué diferente es la Navidad a orillas del Cantábrico. 

Ya no se trata de la inauguración con el árbol de la Plaza Mayor en forma de Ecce Homo, ridículo que se ha conseguido enmendar, ni tampoco de si los grandes elementos luminosos son más o menos bonitos, gustan más o menos a los niños (los grandes protagonistas de estas fiestas). La iluminación de este año en Burgos es realmente triste, como descorazonador es ver dos grandes tráiler junto a la Catedral y el Arco de Santa María que precisamente no embellecen nuestro más preciado patrimonio.

Pasear estos días por el paseo Pereda o entre las plazas Pombo y Porticada no tiene nada que ver a hacerlo por La Paloma o Laín Calvo. De los dorados y plateados y de la decoración con bolas de Navidad y estrellas pasas a unas figuras abstractas con colores que recuerdan más a la pasión de la Semana Santa que a las fiestas que se avecinan. Incluso el Espolón (con una decoración de las de menos es más) ha perdido con el cambio de tonalidad en las luces. Eso, por no hablar del esperpento del carrusel de caballitos que se ha colocado en la plaza Mayor cuando aquí, en Burgos, lo hemos visto más elegante. ¿Nos han dejado las sobras? Esa es la sensación.

El viaje culminó en el autobús urbano. Por cierto, allí unos padres con un carrito de bebé o una persona en silla de ruedas no tienen que acercarse hasta el asiento del conductor para pagar ya que puede hacerlo por la puerta de atrás. Hay que tomar nota.