Si usted disfruta con la música de Leiva, a buen seguro estará contento con su actuación programada el próximo mes de junio en el parking situado entre el Coliseum y el estadio de El Plantío. No será en el recinto multiusos. Tampoco en el estadio de fútbol. Será en el aparcamiento que separa los dos espacios que, tradicionalmente, acogen los eventos multitudinarios.
Desconozco si la promotora descartó la plaza de toros de antemano o si tanteó al Burgos CF la disponibilidad del campo. Sin embargo, la localización elegida tiene su aquel porque ninguna otra ubicación explica con tanta claridad las dificultades que tiene Burgos para ofrecer una instalación de plenas garantías.
El Coliseum luce su cúpula desde 2015, una intervención que se adaptó a numerosos recortes. Así, se pasó de proponer una cubierta retráctil a asumir desde hace tiempo que el recinto no es atractivo para la celebración de conciertos. De multiusos tiene poco. Si no fuera por el baloncesto, la instalación apenas daría servicio fuera de la feria taurina.
Las actuaciones de Rozalén y Pablo López en 2021 son las únicas excepciones musicales en cinco años y los promotores parecen haber dado por imposible la utilidad del Coliseum como gran sala. Mientras, el Ayuntamiento apuesta por Santa Teresa o el campo de rugby de San Amaro para sus iniciativas veraniegas, pero no dispone de un recinto fijo a la espera de que Expoburgos se desarrolle tal y como está concebido.
La instalación cubierta no ofrece soluciones fiables, la gestión de El Plantío depende hoy del Burgos CF y la ciudad sigue a la búsqueda de alternativas sólidas al aire libre. Difícil panorama para atraer espectáculos de gran nivel o para impulsar iniciativas de envergadura en la carrera por la Capitalidad Europea de 2031. Al menos, nos queda el baloncesto en el Coliseum.