Preocupaba el viento más que la lluvia porque las rachas fuertes pueden tumbar un paso aunque sea portado por cuarenta costaleros, como ocurre con los dos que moviliza la cofradía de la Coronación de Espinas y de Cristo Rey y Nuestra Señora del Amor Hermoso, vinculados a la parroquia de San Lorenzo. Pero no era bueno ni una cosa ni la otra, porque el agua no solo moja sino que también resbala, así que costó media hora tomar la decisión.
El consenso se necesitaba encontrar entre los 80 costaleros, los miembros de la banda de la cofradía (que lleva el mismo nombre), los de la agrupación musical invitada (en este caso la de la Soledad) y el resto de cofrades de a pie. Se debatían entre el fervor, la seguridad y la ilusión de quienes llevan un año esperando procesionar. Al final escampó y no hubo dudas.
Para entonces los fieles y curiosos que llenaron la iglesia pudieron contemplar con detalle la imaginería y sus adornos. En el caso de la Virgen llamaba la atención la nueva saya blanca con relieves bordados. «La anterior estaba muy deteriorada y frágil, casi entre hilvanes. Así que decidimos reservarla y solicitar otra más rica en detalles», detalló el sacerdote Quique Ybáñez, abad de la procesión.
El vestido que estrenó la virgen y que se bendijo el sábado ha sido sufragado con la cuota de los cofrades y se ha encargado a un taller de Calatrava (Ciudad Real), según detallaba ayer orgulloso Eugenio Val. El prior de la cofradía se mostraba también contento porque en la misa anterior a la procesión se colocaron medallas a 18 nuevos cofrades: «Nosotros no tenemos problemas de relevo generacional. Sobre todo porque se nutre mucho de la banda de cornetas, donde entra gente muy joven».
Volviendo a la procesión, una vez decididos a salir a la calle, primero se escuchó la Marcha Real mientras el paso del Ecce Homo de Francisco de Borja 'bailaba' despacio cerca de la puerta. Con la iglesia a oscuras, la Virgen siguió sus pasos guiada solo por las velas.
Tanto el paso del Misterio de la Coronación de Espinas como el de Nuestra Señora del Amor Hermoso requirieron de mucho esfuerzo para pasar el umbral del templo. «Es muy costoso. Los cuarenta costaleros que llevan el Cristo salen de rodillas, casi a gatas, y las cuarenta costaleras que portan a la Virgen lo hacen sobre los antebrazos», explicó el sacerdote, que minutos antes estudiaba concienzudamente las aplicaciones móviles relacionadas con la climatología.
Con los pasos enfilando la calle San Lorenzo hacia el resto del recorrido, el numeroso público congregado en la zona aplaudió cada vez que las y los costaleros descansaban: «Es una procesión en la que se camina muy despacio porque se 'baila' mucho con los pasos y se juega con ellos», añadió Ybáñez escogiendo como uno de los momentos más especiales cuando las imágenes regresan a la iglesia, se le canta a la Virgen y «los dos pasos bailan como si se despidieran entre ellos».
Y hoy, El Encuentro
En Jueves Santo se celebra la procesión más concurrida de público y, quizá, más sentida religiosamente, la del Encuentro. El que tiene lugar sobre las 9 de la noche en la plaza del Rey San Fernando entre Jesús con la Cruz a Cuestas, que sale de la iglesia de San Cosme y San Damián, y Nuestra Señora de los Dolores, que lo hace desde San Gil Abad.