Faltan tres días para que el estadio municipal de Aranda se vista de gala para recibir al todopoderoso Real Madrid. Todo un acontecimiento para la capital de la Ribera del Duero, su comarca, y esperemos que muchos aficionados de la provincia y otras limítrofes. El hecho de que las entradas sólo se puedan comprar en la sede de la Arandina CF va a dificultar la llegada de merengues de puntos lejanos, pero es lo que tiene que el partido se haya declarado de alto riesgo. 

Hasta aquí lo esperable. Lo que me tiene alucinada son las colas de ayer para comprar las entradas. ¡Habrá que ver hasta dónde llega hoy la cola, que se abre la venta al público en general! Son dos días y medio para comprar una de las 10.000 disponibles.

Pero, ¿dónde estaban escondidos tantos aficionados blanquiazules? Ahora se nos llena la boca con el orgullo por el club local, pero los fieles a las citas de liga no superan los 400 esta temporada. Y eso que, según me dicen los habituales de las gradas, se regalan entradas para que vaya más gente, aunque otros paguen religiosamente su carné para ir a ver a la Arandina. 

Pero ahora todo el mundo quiere ir al estadio. ¿Será la afición blanca? Porque la blanquiazul brilla por su ausencia. De hecho, socios del club sólo hay una treintena, a los que hay que sumar los abonados, y no todos acuden al campo de forma regular. Los de Álex Izquierdo van a agradecer el ambiente de fiesta del 6 de enero, pero agradecerían más que una cuarta parte tomasen por costumbre seguir animándoles el resto del año. Porque gusta tener forofos, pero no chaqueteros que se vistan de blanquiazul para una cita histórica y luego guarden años la camiseta. 

Yo, desde aquí, animo a los locales a dar el campanazo, o el 'alcorconazo', y pasen de ronda en esta Copa del Rey que ha desatado la fiebre futbolera. ¡Aúpa Arandina!