Las sucesivas memorias de la Policía Local demuestran que aún queda mucho trabajo para lograr la llamada pacificación del tráfico tan ansiada  por las áreas municipales implicadas. Es un hecho objetivo que son demasiados los conductores a los que les gusta pisar en exceso el acelerador. Las multas de velocidad siguen creciendo y, a tenor de los datos facilitados sobre el radar móvil en lo que llevamos de 2024, parece que la tendencia alcista seguirá. Las patrullas están controlando especialmente aquellas zonas en las que se producen más accidentes.

Hasta el mes de abril del presente ejercicio, se han contabilizado ya 842 propuestas de sanción, que son casi el 60% del total registrado en todo el pasado año. Lo curioso de la información facilitada por el cuerpo municipal es que hay determinadas calles que concentran más de la mitad de dichas multas. Así, 458 de estas infracciones se detectaron en Juan Ramón Jiménez, Cartuja de Miraflores (frente a Jesuitas), Padre Conde (Villímar), paseo de los Comendadores, Pisones y Fuentecillas.

En total, en lo que va de año la Policía Local ha controlado a un total de 8.126 vehículos en 25 puntos diferentes de la ciudad con el cinemómetro portátil. Las multas en las vías donde la velocidad máxima permitida son 30 kilómetros por hora siguen siendo mayoritarias, pero lo cierto es que ya se han equiparado bastante con otras grandes avenidas como puede ser la mencionada Juan Ramón Jiménez.

La elección de las calles suele responder principalmente a dos cuestiones fundamentales. La primera y más importante son los accidentes. El cuerpo municipal suele incidir en aquellas vías en las que hay mayor siniestralidad, ya sea por colisiones entre turismos, con bicicletas y patinetes, o por atropellos. No en vano, las zonas en las que más han incidido son la avenida Cantabria y Castilla y León, que sumaron entre las dos más de 150 colisiones y siete incidentes con peatones.

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