Cómo reducir los siniestros con animales en las carreteras burgalesas es un debate candente desde hace ya muchos años. Básicamente porque es una de las provincias españolas con mayor número de accidentes de este tipo. El control de las especies a través de la caza siempre se ha presentado como una de las soluciones más eficaces, pero también polémicas. De ahí que se planteen otras más técnicas, aunque las buenas son demasiado caras. 

Hace unos días, la Junta de Castilla y León presentó un proyecto piloto con el que pretenden alertar a los conductores de la presencia de animales en puntos negros de la provincia. Se trata de una señal, desarrollada por un equipo de la Universidad de Salamanca, que valora el riesgo de encontrarse con un corzo, un jabalí o cualquier otra especie tras hacer una valoración previa en base a datos horarios, fases lunares y épocas de reproducción. El nivel varía entre el amarillo, naranja o rojo, y avisa a los vehículos que vayan a pasar por un determinado tramo. En Burgos, se han colocado seis de estos dispositivos. 

Para el jefe provincial de Tráfico, Raúl Galán, esta es una medida «interesante» que habrá que valorar con el tiempo, especialmente a la hora de mejorar la seguridad de los conductores. No en vano, recuerda que casi todas las estrategias que se han llevado a cabo en los últimos años no han dado el resultado esperado, como los sensores sonoros para disuadir a los animales. 

En su opinión, las soluciones más eficaces «suelen ser bastante caras». El vallado de las carreteras es un ejemplo. «Está demostrado que en las autovías hay menos accidentes porque los animales no pueden acceder, pero está claro que en toda la red secundaria el coste se dispara», comenta. El control cinegético a través de la caza es otra opción, si bien matiza que en ese caso Tráfico no tiene ninguna competencia.