Los hoteles para perros también llenan en verano

L.M. / Burgos
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Los hoteles o residencias caninas tienen ahora su época fuerte del año, con las reservas a tope y un sinfín de usuarios. Varios paseos al día, piscina, clases de adiestramiento... incluso el envío de fotos y vídeos a sus dueños son algunos servicios

Las instalaciones de Lerma están abiertas a las visitas, como la que realizaron los estudiantes alemanes de intercambio en el IES Valle del Arlanza - Foto: Miguel Ángel de la Cruz

El verano es sinónimo de vacaciones. Muchos trabajadores disfrutan estos días de las primeras jornadas de asueto, mientras que otros aún deben esperar un poco para iniciarlas. Sea como fuere, a lo que nadie renuncia -si se lo puede permitir- es a desconectar unos días y marcharse a un destino de playa, de montaña, a un festival o de turismo. Elija uno el destino que sea, a cada vez más familias les surge la misma pregunta cuando las planifican o cuando se ponen rumbo a su destino. ¿Qué hacemos con el perro? 

Con una presencia cada vez mayor en el seno de las viviendas, las mascotas son uno de los quebraderos de cabeza más recurrentes a la hora de organizar las vacaciones. En la playa es complejo poder encontrarles sitio, ya que muchas tienen restringido -o muy limitado- su acceso, mientras que ciertos hoteles, apartamentos, albergues, bares, restaurantes o museos directamente tienen prohibida su presencia. Así las cosas, el sector de las residencias caninas no hace sino incrementar su cuota de mercado a cada periodo estival que pasa. La oferta a lo largo y ancho de la provincia no ha dejado de aumentar en los últimos tiempos, espoleada por el incremento de perros, gatos, pájaros, peces, hámsters...

En el Centro Canino de Lerma lo saben muy bien, ya que desde que abrieron sus puertas hace tres años el volumen de negocio se ha disparado. «La llegada del verano es nuestro punto fuerte», explica su gerente Alberto Martínez. Al encontrarse la villa ducal a medio camino entre Madrid y el País Vasco, Cantabria o Asturias, muchas familias y particulares aprovechan para dejar sus mascotas en el municipio burgalés antes de llegar a su destino vacacional. El intenso calor que azota a la capital de España en verano -y los elevados precios que cuestan los mismos servicios que ofrecen en otros puntos del país- son dos de los principales atractivos.

Además, las plazas suelen agotarse con rapidez en sus ciudades de origen, lo que no deja otra opción a los madrileños que acudir a centros fuera de su comunidad. Los negocios burgaleses, de este modo, reciben un elevado número de clientes que acuden a la localidad de visita o de fin de semana. «Vienen, pasan el día conociendo Lerma y por la tarde-noche lo recogen y se van. De esos tenemos muchos», apunta.

Otro de los puntos fuertes para estos establecimientos son los festivales de música que inundan los meses de asueto. Por ejemplo, coincidiendo con el Alpaka Fest, que se celebró en la localidad de Hacinas los pasados 14 y 15 de junio, la vecina residencia canina Reservoir Dogs de Salas de los Infantes experimentó un repunte de las reservas. «Hasta esos días todo estuvo muy calmado, pero desde entonces hemos notado un subidón», indica su responsable Javier Martín. Habitualmente cada can que le dejan en sus instalaciones suele estar entre 4 y 7 días, aunque hay algunos que pasan temporadas más largas en función de las necesidades de sus dueños. «Es muy bonito tener un perro en casa, pero salir fuera limita mucho, tanto por los hoteles como por las playas», asegura.

todo tipo de lujos. Pero, ¿cómo es un recinto de este tipo? ¿Qué servicios suelen ofrecer? Uno de los aspectos que más cuidan los profesionales que dirigen un centro, hotel o residencia canina es que cada perro se sienta -lo máximo posible- como en casa. Para llegar a este punto se disponen de grandes fincas en las que cada animal sale a pasear varias veces al día. No lo hacen todos a la vez, sino que suele ser recurrente que vayan acompañados por los trabajadores de cada centro. Además, estos establecimientos también ofertan tratamientos de todo tipo, desde entrenamientos para mejorar habilidades hasta seguimiento y recuperación tras ser operados pasando por incluso la peluquería. Es más, algunos llegan hasta a enviar vídeos de forma recurrente a sus dueños para que vean en el estado en el que se encuentra su mascota. «La gente se está empezando a concienciar de que un perro es un ser vivo y requiere una serie de necesidades como la educación para formar parte de la sociedad», expresa Martínez.

Aunque el inicio de la campaña se ha hecho esperar más que otros años, cree Martín, por cuestiones económicas vistas las dificultades que están atravesando algunas familias por la subida de tipos o la contención de los salarios, finalmente las reservas de cara al verano empiezan a sucederse. «Creo que se humaniza demasiado a los perros. Se les trata como a hijos cuando en verdad son animales», reconoce.

A pesar de que en los últimos años la población en Burgos ha repuntado, la provincia sigue arrastrando el 'debe' de la falta de menores. Esta tendencia choca de manera frontal con el aumento progresivo del número de mascotas que experimenta. Los datos oficiales del Sistema de Identificación de Animales de Compañía de Castilla y León (Siacyl) reflejan que la provincia sumaba 67.326 perros en el comienzo de 2023, mientras que el último registro compartido por el INE muestra que solo hay 43.605 jóvenes menores de 14 años.

Así las cosas, por cada niño hay más de 1,5 mascotas, la muestra más clara del déficit que arrastra esta provincia y otras tantas en el conjunto del territorio nacional. Con cada vez menos guarderías, escuelas infantiles o colegios abiertos en el medio rural, los negocios relacionados con el cuidado de mascotas como los hoteles o las residencias caninas se van abriendo poco a poco paso -y creando empleo- por todo Burgos.