Inés Praga

Esta boca es mía

Inés Praga


Lugares de cine

28/01/2024

Buenas noticias para los amantes del cine. La Asociación cultural Sad Hill, que reconstruyó el famoso cementerio de El bueno, el feo y el malo, va a ampliar los escenarios de la mítica película recreando otro de ellos, la prisión de Betterville, cerca de Carazo. En 1966 Sergio Leone utilizó cuatro localizaciones del Valle del Arlanza para rodar este western de culto con Clint Eastwood y la música de Ennio Morricone. Un lujo para el cine y para el paisaje de la Sierra de la Demanda, que también aparece en otros títulos célebres como Campanadas a Medianoche, de Orson Welles.

El pasado octubre visité el cementerio de Sad Hill y reviví los ecos y las huellas de la famosa escena final de la película. Impresionan esas 5.000 tumbas ficticias que las manos y la ilusión de tantos voluntarios reconstruyeron, ese ambiente de lejano Oeste que se respira a pesar de estar al lado de Contreras. Si dicen que el cine es la fábrica de sueños, Sad Hill nos ayuda a soñar sin salas ni pantalla. Y si quieren saber cuántos esfuerzos se invirtieron para lograrlo, vean en Netflix el documental Desenterrando Sad Hill, de Guillermo de Oliveira, ganador de varios premios. Ahora solo falta ese museo que se proyecta en Covarrubias dedicado a Carlo Simi, escenógrafo de la película, con abundante material legado por la familia.

El cine, como las demás artes, inmortaliza los lugares. Piensen en Viena, por ejemplo, e inmediatamente evocarán El tercer hombre. Y si visitan el pueblecito irlandés de Cong, donde se rodó El hombre tranquilo, parece que vamos a encontrarnos con John Wayne en los escenarios perfectamente reconstruidos. Pero antes deberíamos visitar Bañuelos de Bureba, lugar real de la historia de El maestro que prometió el mar, película aspirante a cinco Goyas. Gracias a la ilusión y el trabajo de la Asociación Escuela Benaiges se ha restaurado la escuela local y preservado la memoria y el espíritu de un personaje, un tiempo y un espacio emblemáticos. 

Porque la magia del cine es infinita y ha sabido extraer de nuestra tierra múltiples historias propias y ajenas, además de apreciar nuestra variedad paisajística y el deslumbrante patrimonio que atesoramos. Con ello pueden crearse interesantes rutas culturales, aunando tradición y modernidad en torno a los tesoros cinematográficos. La empresa nunca es fácil, pero sabemos que es posible. Por eso hay que reivindicar aquel viejo lema, tan olvidado, de la imaginación al poder