Miguel Calvo

El retrovisor

Miguel Calvo


Turismo de oficinas

06/03/2025

Volvemos a la casilla de salida, donde todo empezó. Y me parece buena idea. En junio de 1911, en los bajos del Teatro Principal, abrió una oficina que fue descrita en las crónicas de la época como encantadora, clara y bonita con un despacho precioso al más depurado estilo inglés, destinada a proporcionar de forma gratuita a los forasteros datos sobre hospedajes, monumentos o excursiones en carruaje por la provincia. Contaba con un guía intérprete para los visitantes extranjeros y -para los que ahora se quejan de los pisos turísticos- recogía las peticiones de los vecinos interesados en arrendar para la temporada de verano habitaciones o casas amuebladas. 

Con una subvención municipal, la primera oficina de información turística de la ciudad nació a iniciativa de la Asociación del Fomento del Turismo de Burgos, creada un año antes para divulgar nuestras  bellezas artísticas y monumentales. Décadas después, en el teatro del Espolón llegaron a convivir la oficina de turismo que gestionaba el propio Ayuntamiento con la que dependía de la Delegación Provincial del Ministerio de Información y Turismo, luego trasladada a la plaza de Alonso Martínez. 

De la mano de entidades públicas y privadas (a través de sindicatos, asociaciones, sociedades, fundaciones o patronatos), salvo la de Alonso Martínez que pasó a gestionar la Junta, a lo largo de los años la capital burgalesa ha ido cambiando de lugar sus oficinas de información turística que han ocupado locales en las calles Almirante Bonifaz y en la de San Carlos (junto a la Cámara de Comercio), donde funcionó siete años cuando renació la Asociación del Fomento del Turismo. También hubo oficinas en la subida a la iglesia de San Nicolás, en la calle de la Asunción de Nuestra Señora o en el edificio municipal de la plaza del Rey San Fernando, sin contar la destinada a los jóvenes, que funcionó en la Casa de Cultura, ni con los puntos móviles de información repartidos por la ciudad en distintas ocasiones.  

Después de tanto trasiego, el equipo de gobierno del Ayuntamiento quiere trasladar este año a los bajos del Teatro Principal el Centro de Recepción de Turistas (CITUR) que desde 2010 viene funcionando cerca de la catedral pero en un lugar escondido de la calle Nuño Rasura. Antes tendrán que marcharse de su casa los gigantones y gigantillos, inquilinos del teatro desde hace una década. Eso sí, estaremos pendientes de que tengan un digno realojo.