La cabalgata de los Reyes Magos en Aranda ha estado llena de ilusión y con una gran carga tradicional. Ilusión por los miles de niños que, acompañados de padres, tíos y abuelos, abarrotaron las aceras para ver el paso de las carrozas. Aunque las más esperadas eran las de Melchor, Gaspar y Baltasar, la luz y el colorido de los personajes que les acompañaban hicieron las delicias de todos. Desde los coches clásicos que abrían la comitiva, hasta el castillo de Herodes y el portal de Belén; pero los que más admiraciones arrancaron de las pequeñas gargantas fueron las Meninas patinadoras, el ciempiés, el gran dragón azul y rosa, los muñecos de Playmobil y los leones.
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El recorrido acabó en la iglesia de Santa María, donde sentados en sus tronos en el altar mayor, sus Majestades de Oriente escucharon las últimas peticiones de los pequeños de la casa. Antes de entrar, recibieron de manos del alcalde, Antonio Linaje, el concejal de Festejos, José Antonio Fuertes, y el párroco de Santa María, Javier Valdivielso, los cofres de oro, incienso y mirra. Después de una pequeña explicación teatralizada de las escenas del Nacimiento y la Adoración de los Reyes que presiden el tímpano de la fachada del templo, los Reyes Magos posaron junto a la Virgen, San José y el Niño para reproducir su estampa en piedra. Una novedad que despertó los aplausos del numeroso público que acudió a este sencillo pero plástico teatro.