El próximo martes se cumplirán 1.000 días desde que Rusia entró a sangre y fuego en Ucrania. El paseo militar que el Kremlin tenía en mente -durante meses insistió en definirla como operación militar especial- se ha convertido en una guerra sangrienta con decenas de miles de muertos en ambos bandos.
El conflicto cumple 1.000 días con Rusia ganando terreno a diario en el este pese al alto número de bajas y una Ucrania que, empeñada en una resistencia numantina, necesita más soldados para mantener el frente y mucho más apoyo militar de Europa y Estados Unidos para decantar la balanza a su favor ante la perspectiva de unas posibles negociaciones que podrían abrirse a partir de enero del próximo año cuando Donald Trump entre de nuevo en la Casa Blanca.
Enfrentada a uno de los Ejércitos más poderosos de la tierra, los dos últimos años han sido devastadores para Ucrania y su población. Kiev se enfrenta ahora a otro invierno de incertidumbre, con Moscú atacando sus redes energéticas y redoblando sus esfuerzos para avanzar en el este, en la zona del Donetsk, y para recuperar el terreno que ocuparon las fuerzas ucranianas en su inesperada contraofensiva en el Kursk.
Según los servicios de Inteligencia británicos y ucranianos, Rusia está sufriendo cerca de 2.000 bajas al día en su intento por recuperar la región de Kursk y ganar terreno a lo largo de la principal línea del frente en el este del país invadido.
La cifra es casi el doble de la tasa de bajas de Rusia durante el verano, lo que pone de relieve un impulso del Kremlin para asegurar tanto territorio como sea posible antes de que Donald Trump intente imponer un acuerdo de paz (¿de obligado cumplimiento?) cuando asuma el cargo en enero.
En Kursk, los soldados de Zelenski insistieron en que estaban repeliendo a los 50.000 efectivos rusos (y de Corea del Norte) a los que el Kremlin ha encomendado la reconquista de la región parcialmente ocupada.
Casi desde el inicio de la guerra se abrió una incógnita que todavía sigue sin una respuesta clara y contundente. ¿Qué pueden hacer Estados Unidos y sus aliados para garantizar que las hostilidades finalizan de la forma más favorable posible para Ucrania y en línea con los intereses estratégicos de Occidente?.
Por lo pronto, las potencias del G-7 reiteraron ayer su apoyo a Kiev en un comunicado publicado con motivo de los 1.000 días del inicio de la invasión rusa a gran escala. «Reafirmamos nuestro inquebrantable apoyo a Ucrania durante el tiempo que sea necesario», asegura el documento difundido por la Presidencia de turno del G-7 que ostenta Italia.