Queda meridianamente claro el titular: ocho son los días que llevamos con la nueva corporación municipal arandina, en los que los 21 concejales -especialmente los nueve del equipo de gobierno- están empezando 'a tocar pelo' en el inicio de sus cometidos/responsabilidades que se están repartiendo en base a las distintas concejalías. Y echar a andar -sin prisa ni pausa- en la abundante tarea de enderezar la gestión de los problemas de los arandinos, para lo que se establece -según la tradición- un primer plazo de 100 días de cortesía, de 'dejar hacer', para poner orden y concierto en la sinfonía inacabada que es el nuevo ayuntamiento. 

Lo anterior no quita para que cuando se pueda -pero cuanto antes-, el ejecutivo minoritario con su regidor- Sr. Linaje- al frente, hagan lo imposible por pacificar nuestra Villa de asuntos que nos han revolucionado sobremanera. Cosas como las del personal municipal (la RPT de verdad/no virtual, la falta de trabajadores en muchos departamentos, el vergonzoso servicio en el cementerio, la letrada de obras reclamada por sus compañeros, el retén de bomberos y el portavoz expedientado, etc.); y muchas otras más… que sonrojan; como el mantener una relación regular con el Procurador del Común, atendiendo -en tiempo y forma- sus peticiones, en vez de ser parte usual de su lista negra. Se necesitan cambios ¡desde ya! …

PD. - La salida del armario del colectivo local ciudadano LGTB, el preparar su fiesta del Orgullo -luego solo concentración, por problemas burocráticos-, y el que el Ayuntamiento apoye esa diversidad de identidad de género es lo normal. Como lo es el que -en un balcón de la Casa Consistorial (no con las enseñas oficiales)- hayan puesto la bandera de seis colores estos días. Igual que se favorecerá el anuncio y promoción -en sus fechas- de Cruz Roja, Cáritas, Salud Mental… carrera de GSK, la milla… o Sonorama Ribera. ¡Normalidad se llama; y respeto!