Unos presupuestos en estado de letargo

SPC-Agencias
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A punto de acabar el primer trimestre del año, el Gobierno sigue sin visos de poder presentar las Cuentas Generales de 2025 y en Ferraz reconocen, en voz baja, que prácticamente ya han tirado la toalla para darles luz verde este ejercicio

Unos presupuestos en estado de letargo - Foto: FERNANDO ALVARADO

Las conversaciones sotto voce en los pasillos del Congreso no acostumbran a ocupar titulares pero suelen ser muy reveladoras. En ese escenario, altos cargos del PSOE reconocieron esta semana a la prensa que, prácticamente, han tirado la toalla para sacar adelante este año los Presupuestos. 

El hecho es incuestionable: el Gobierno sigue sin visos de aprobar unas nuevas Cuentas Generales del Estado, justo un año después de que renunciara a las de 2024, y, aunque insiste en que va a seguir intentándolo, el debate sobre el aumento del gasto en Defensa dificulta aún más las posibilidades de que lo consiga. Fue el 13 de marzo de 2024 cuando Pedro Sánchez comunicó su decisión de no presentar el proyecto de ley presupuestario para 2024 debido al adelanto electoral en Cataluña, ya que asumía que eso iba a provocar un retraso considerable en las negociaciones.

Por ello, dio orden de centrar todos los esfuerzos en los meses siguientes para intentar que el diálogo con los grupos fructificara en unos nuevos Presupuestos para 2025. Un primer paso para ello era la aprobación por el Congreso de los objetivos de estabilidad que acompañan al techo de gasto, pero cuando el Gobierno creía que iba contar con los apoyos suficientes, Junts decidió, en el último momento, sumar su voto en contra a los de PP y Vox y tumbaron el 23 de julio los planes del Ejecutivo.

En septiembre de 2024, el Consejo de Ministros aprobó, por segunda vez, la senda de estabilidad para el periodo 2025-2027, que incluía los mismos objetivos de déficit y deuda que fueron rechazados en julio, pero antes de ser votada por el Congreso retiró su tramitación ante la certeza de que tampoco contaría con los apoyos necesarios.

Todo ello obligó a prorrogar de nuevo los Presupuestos de 2023, pero siempre con mensajes continuos de Sánchez y sus ministros de que van a seguir buscando la negociación para unas nuevas Cuentas.

Aunque ni el Gobierno ni Junts vincularon públicamente su reciente acuerdo en materia de migración con un acercamiento para desbloquear este capítulo, fuentes del Ejecutivo apuntaron que podía suponer un paso para intentarlo.

Pero aunque Junts es quien ha dado más problemas a Sánchez para sacar adelante sus iniciativas, cualquier voto del resto de formaciones que avalaron su investidura es imprescindible para sacar adelante los Presupuestos.

En los últimos días, ha habido voces de sus socios de izquierda que han alejado cualquier posibilidad de acuerdo y algunos de ellos ligándolo a su rechazo a los planes del Gobierno para aumentar el gasto militar. Gabriel Rufián, portavoz de ERC, negó que su partido esté dispuesto a dialogar sobre las Cuentas del Estado mientras no se cumplan compromisos previos contraídos por el Ejecutivo.

La secretaria general de Podemos, Ione Belarra, tras reunirse con Sánchez en Moncloa, aseguró que el aumento del gasto militar va a marcar el rumbo de la legislatura y tendrá efectos en todas aquellas cuestiones que están encima de la mesa.

Néstor Rego, diputado del BNG que también le trasladó el rechazo de su formación a que haya más gasto en Defensa y le advirtió de que este asunto afecta a otras cuestiones que requieren la negociación.

Estas declaraciones no varían la versión oficial del Gobierno de que lo van a seguir intentando, versión que se encargó el propio presidente del Ejecutivo de repetir públicamente días atrás al plantearle directamente si los encontronazos con algunos de sus socios ante su decisión de acelerar la inversión armamentística podría cerrar el diálogo sobre los Presupuestos.

«A nosotros nos gustaría que hubiera Presupuestos. Trabajamos para que los haya y seguimos tanto en el Gobierno como con los grupos parlamentarios dialogando para sustanciarlos en los próximos meses», señaló. Aunque a renglón seguido precisó que es una cuestión que no depende sólo del Ejecutivo.

Si la negociación no llegara a buen puerto, desde el Ejecutivo central se subraya que eso no afectaría a la estabilidad política.

La hipótesis de que fracasara en su objetivo le fue planteada a Sánchez en Davos, durante su participación el pasado enero en el Foro Económico Mundial que se organiza cada año en esta ciudad suiza, y más allá de la insistencia en que peleará por ello, afirmó sentirse «muy cómodo» con el Presupuesto actual. Indicativo de por dónde van los tiros.

No obstante, fuentes del Ejecutivo recalcan que la meta es lograr unas nuevas Cuentas del Estado que creen que certificaría que podrá agotarse la legislatura. Pero ven también posible, aunque reconocen que no es lo deseable, que Sánchez pudiera culminar su mandato incluso sin aprobar en cuatro años un nuevo Presupuesto.

La incógnita que deberá despejarse en los próximos meses es si habrá acuerdo para el de 2025 o cuándo, como ya hiciera en marzo del año pasado, el Gobierno hará pública su renuncia a intentar conseguirlo y aplazar la negociación para las Cuentas de 2026.

El choque del gasto en Defensa tapona las últimas opciones

El obligado aumento del gasto en Defensa ha sacado a relucir una profunda fractura en el seno del Gobierno, donde el PSOE no podrá contar con sus habituales aliados para dar este paso de cumplimiento ineludible.

El Ejecutivo no ha dado todavía datos concretos de cuantos millones de euros debe poner encima de la mesa para acelerar la inversión militar que le exige la UE con el fin de alcanzar antes de 2029, como estaba previsto, el 2% del PIB. Sin embargo, esta misma semana el vicepresidente del Banco Central Europeo, Luis de Guindos, avanzó una cantidad de lo que este esfuerzo podría suponer para las arcas públicas: alrededor de 25.000 millones de euros en los próximos cuatro años; es decir, unos 6.250 cada ejercicio. 

Una cantidad nada desdeñable, que debería estar consignada en los nuevos Presupuestos que el Ejecutivo es incapaz de consensuar para poder desbloquearlos. 

Ahora mismo, el PSOE ni siquiera tiene el apoyo de sus socios de Sumar para subir el gasto militar. Y aún menos de las distintas formaciones de izquierda que apoyaron la investidura de Pedro Sánchez. Únicamente el PNV se ha mostrado dispuesto a prestar sus votos al líder socialista. 

Así las cosas, Sánchez ve como cada día le crecen las dificultades para presentar unas Cuentas del Estado para 2025 en las que se contemple directamente la subida de las partidas dedicadas a Defensa.

Fiel su estilo, el jefe del Ejecutivo ha ido variando las previsiones en función de la coyuntura de cada momento. Primero anunció que las nuevas Cuentas se presentarían antes del 30 de septiembre del pasado año. Cuando la realidad le superó, aseguró que estarían listas después de los congresos de ERC y Junts, en torno a finales de año. Poco después volvió a variar el horizonte temporal y apuntó a comienzos de este año como la fecha definitiva. Lo cierto es que marzo camina hacia su recta final y siguen en vía muerta.

A nadie se le escapa que con el actual ejercicio, ya bastante avanzado, presentar un proyecto para 2025 dejaría de tener sentido porque su tramitación añadiría nuevos plazos, con lo que no parece razonable abordar un programa de este calado, con el añadido del gasto en Defensa, para unos pocos meses.

 La vez que más tarde se han llevado unos Presupuestos Generales del Estado a las Cortes fue el 4 de abril de 2017. 

El PP pone a Sánchez ante los espejos portugués y alemán

«Aprobar los Presupuestos es la primera y principal obligación de un Gobierno, porque sin Presupuestos no hay nada que gobernar». Cuando era el líder de la oposición, Pedro Sánchez afeó al entonces presidente, Mariano Rajoy, sus dificultades para sacar adelante unas nuevas Cuentas con esta frase. Completó su reproche diciendo que, en una situación así, la «única salida» era convocar elecciones. 

Ahora, como otras tantas veces esta legislatura, ha cambiado de idea y de opinión a la vista del complejo escenario que se le ha abierto.

Por eso el PP ha querido ponerle delante los espejos portugués y alemán. El portavoz nacional del Partido Popular, Borja Sémper, recalcó que el Gobierno de Pedro Sánchez no tiene Presupuestos Generales del Estado y está «inundado de corrupción», las dos circunstancias que han llevado a la convocatoria adelantada de elecciones tanto en Portugal como en Alemania

Sémper recalcó que no existe «ni un día sin que el Gobierno y Sánchez no aparezcan en los medios por sus escándalos relacionados con la corrupción», en lo que definió como un «sainete semanal».

Poniendo la vista en el retrovisor, recordó que «el Ejecutivo que impulsó una moción de censura con la excusa de la corrupción ha acabado financiando con dinero público servicios de prostitución y puestos a medida de familia y amigos de Sánchez».

A su juicio, esta situación no ocurre en otros países, caso de Portugal, donde se han convocado nuevas elecciones generales por «un escándalo de tintes parecidos al que tiene Sánchez en su propia casa del Palacio de la Moncloa».

«Por lo tanto, también parece razonable pedir que Sánchez debería hacer lo que ha hecho el primer ministro de Portugal», apostilló, al tiempo que indicó que el excanciller alemán, Olaf Scholz, también llamó a los ciudadanos a las urnas al no tener Presupuestos.