Por si no lo saben, les cuento que España es el país del mundo con más facultades de Medicina por densidad de población. Aquí formamos muchos médicos, aunque luego no pocos tengan que emigrar para encontrar trabajos remunerados acordes con su formación. En Burgos se reclama la apertura de una Facultad de Medicina, legítima demanda, pero no es esa la necesidad sanitaria más urgente que tenemos por aquí, y conviene distinguir lo urgente de lo importante si no queremos colar mosquitos y tragarnos camellos y, además, convendría invertir los recursos públicos que son limitados, donde son más necesarios.
Sanitariamente hablando, es urgente acabar con unas listas de espera absolutamente inaceptables: esperar dos años para una intervención de prótesis de cadera o cualquier otra intervención, una semana para que el médico de cabecera te llame por teléfono, algo más propio de Movistar que del Sacyl, más de un año para ponerte un holter cardíaco, y no sigo con la casuística que es larga, son síntomas que denotan que nuestra sanidad está enferma, y no por casualidad, que el plan B para rescatarnos del naufragio va viento en popa en forma de concertaciones privadas, cada vez más frecuentes y suculentas. Primero se debilita el sistema y cuando entre en coma lo rescatamos, y sucede en todas partes. Y esto, es grave, es urgente, cuesta vidas ya, a día de hoy, y no se soluciona con una Facultad de Medicina, sino con un pacto por la sanidad hecho por gestores públicos que crean en la Sanidad Pública.
Parece que estoy algo cabreado, y lo estoy, y los ciudadanos deberían salir a la calle no para pedir facultades, o también si les estimula, sino sobre todo para exigir que se empleen bien nuestros impuestos, que el dinero público se invierta en mejorar lo público para que no se muera nadie por falta de atención, por retrasos, que estamos ya en esto, para que el personal sanitario trabaje con los medios que necesita y tenga plantillas adecuadas a la demanda, para que se profesionalice la gestión, para que desaparezcan las puertas giratorias y los sillones que soportan incompetentes que estudian todo sin resolver nada.
Lo urgente y lo importante, no siempre coinciden.