En vísperas de su 34 cumpleaños en el Palacio de Castilfalé, la ampliación del Archivo Municipal de Burgos va camino de encabezar el listado de dotaciones culturales con pena de banquillo que lideran otras ampliaciones en el limbo, la del Museo de Burgos y el proyecto del nuevo Archivo Histórico Provincial, aunque este parece ya encarrilado.
Con casi cinco siglos de historia el palacio de la calle Fernán González, en pleno Camino de Santiago y frente a la Catedral, pasó a manos del Ayuntamiento en 1969, que barajó destinarlo a un nonato Museo Municipal de Arte Contemporáneo. Con el alcalde Peña fue restaurado y convertido en la nueva sede del Archivo Municipal, cuyos legajos llevaban años almacenados en la planta superior de la Casa Consistorial, sobre los despachos de Alcaldía. Tras su inauguración, en diciembre de 1990, en menos de una década ya se atisbó la necesidad de aumentar los depósitos de documentos. Con el alcalde Olivares se dieron los primeros pasos para su ampliación y con Aparicio comenzaron las negociaciones con distintos propietarios para adquirir parcelas en el espacio contiguo y 'evitar la dispersión del trabajo documental'. Otro alcalde, Lacalle, convocó en 2017 un concurso de ideas para construir un edificio anejo y comunicado con el palacio que ganó un equipo valenciano con el lema Privilegios, sisas y alcabalas, aunque tuvo que ser anulado por problemas administrativos. De la Rosa retomó el proyecto de ampliación con un nuevo concurso de ideas del que, entre 17 propuestas, salió ganadora la llamada, El camino que habito, que consiguió el nihil obstat de la Comisión Territorial de Patrimonio Cultural de la Junta y de Icomos, y con el proyecto de ejecución ya aprobado. Pese a todo lo avanzado, el nuevo equipo de gobierno de la alcaldesa Ayala, con dudas sobre lo de recrecer Castilfalé, ha decidido hacer un alto en el camino de la ampliación antes de decidir si reanuda la marcha u opta por desandar lo andado y buscar otra ruta alternativa.
Si como todo hace indicar el proyecto vuelve a toriles, como guardián de la memoria de la ciudad siempre quedará la posibilidad a curiosos e investigadores de acudir al propio archivo para consultar los expedientes relacionados con una ampliación que parece irrealizable, que podrían agruparse bajo el epígrafe de: ocurrencias, ideas y proyectos fallidos. Incluidas las partidas económicas que se llevan gastadas en premios, indemnizaciones y encargos técnicos.