En pleno auge de las viviendas de uso turístico, el Ayuntamiento de Aranda de Duero tiene previsto realizar una modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) para regular esta cuestión, ya que las normas urbanísticas vigentes se ciñen exclusivamente a los apartamentos turísticos. Aunque pueda parecer que unas y otros son lo mismo, existen diferencias. En el caso de los pisos vacacionales, se trata de propiedades que un particular alquila a turistas para estancias cortas (dentro de un bloque). Mientras, los apartamentos suelen encontrarse en edificios dedicados exclusivamente al arrendamiento para visitantes, lo que proporciona un ambiente más similar a un hotel. De hecho, se clasifican de una manera parecida, con estrellas que indican el nivel de calidad y confort que ofrecen.
Pues bien, el PGOU de Aranda, que se aprobó a mediados de 2023 después de más de una década de trámites, 'se olvidó' de las viviendas de uso turístico. Así que ahora, tal como detallan desde la Oficina de Urbanismo, su idea es estudiar y tramitar este asunto con el detalle que merece. Fuentes del sector ven con buenos ojos que se impulse una normativa específica y subrayan que «aunque en Aranda no se dan los problemas de las grandes ciudades, conviene regularlo antes de que se pueda desmadrar». En este sentido, remarcan que el número de pisos turísticos va al alza y «cuando llega Sonorama todavía más».
Según los datos que manejan en la Concejalía de Urbanismo, desde 2019 se han tramitado 31 expedientes tanto de apartamentos como de viviendas turísticas, ya que hasta que el Ayuntamiento de Aranda proceda a establecer una regulación específica de las últimas, se les aplican las mismas condiciones que a los apartamentos. Así, a los responsables de una u otra fórmula se les pide una declaración responsable de cambio de uso de la construcción (de residencial a terciario) y que presenten una comunicación ambiental. Este dato va en la línea de los que aparecen en el registro de Turismo de la Junta de Castilla y León, donde se contabilizan en torno a una veintena de viviendas turísticas y siete apartamentos en Aranda.
No obstante, fuentes del sector turístico apuntan que «tiene que haber más a la fuerza» y añaden que «sólo con entrar en portales como Airbnb, salen más pisos». Así que «o la gente no registra o hay un fallo de registro». En el caso de las viviendas de uso turístico, el cartel no se coloca en la calle como sí que se hace con los apartamentos, «entonces se puede camuflar mejor». De hecho, advierten de que ya hay algunas comunidades de vecinos en Aranda que han votado y aprobado que no haya pisos turísticos en sus bloques. Recientemente, el Tribunal Supremo ha dictado dos sentencias en las que declara que los propietarios pueden prohibir la actividad de alquileres turísticos mediante acuerdos adoptados en junta por mayoría de tres quintos.
Desde Acriduero, una asociación que agrupa a casas rurales y apartamentos turísticos en Aranda y multitud de localidades de toda la Ribera, su secretaria, Ana Belén Velasco, sostiene que en la capital ribereña «hay una necesidad de plazas hoteleras». Al final, «se viaja más que hace años, es una realidad». Pero no sólo eso. La demanda de alojamiento también crece gracias al continuo goteo de trabajadores de fuera o a los familiares que vienen a ver a sus padres o abuelos. En estas circunstancias, Velasco se muestra partidaria de «regular los pisos turísticos en aras de una mejor convivencia y de que esto no suponga ciertos problemas». Todo ello teniendo en cuenta que «el turismo es un motor económico importante». Además, defiende que «cuantos más alojamientos haya, los precios suelen estar más controlados».
Asimismo, la secretaria de Acriduero apunta que «quizá» se deberían realizar más inspecciones «y revisar que todos cumplen con los requisitos que hay en el sector y que están inscritos». Porque lo contrario, como remarca, «perjudica a quienes hacen bien las cosas».