Una primera alerta que llega tarde

EFE
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El párkinson es una alteración de origen desconocido y que se empieza a manifestar cuando los efectos han avanzado en el cerebro

Una primera alerta que llega tarde - Foto: Freepik

A veces las señales de alerta que envía el cuerpo ante la enfermedad no llegan a tiempo para plantarla cara. Por eso uno de los retos en el abordaje del párkinson está en que cuando los pacientes acuden al médico, porque las primeras evidencias ya han aparecido y se han hecho evidentes, la enfermedad suele estar avanzada en el cerebro y lleva afectando a la persona ya años.

Lo cierto es que no hay fármacos que frenen la progresión de esta patología, pero sí existen tratamientos eficaces para mejorar los síntomas, aunque pasados los primeros estadios suele ser necesario reajustarlo.

«El paciente muere con enfermedad de Párkinson, pero no de párkinson», indica el neurólogo e investigador en el Hospital Valdecilla de Santander Jon Infante.

Explica que, pese a que hay tratamientos desde hace ya tiempo con los que los pacientes mejoran y que suponen buena calidad de vida, con el tiempo esos fármacos pierden eficacia.

Según abunda, conforme la enfermedad avanza, se necesita reajustar dosis o añadir otros medicamentos.

Los síntomas

El párkinson es una enfermedad degenerativa en la que determinadas áreas del cerebro y del sistema nervioso se ven afectadas antes de tiempo.

Y sobre todo, un conjunto de neuronas que producen una sustancia, la dopamina, necesaria para ejecutar movimientos de una forma ágil, rápida y coordinada.

Los síntomas más reconocidos son, precisamente, la torpeza o la lentitud en los movimientos, junto a la presencia de temblor.

La prevalencia general es del 0,3 por ciento de la población, aunque es una enfermedad que se relaciona con la edad y en los mayores de 65 años afecta más o menos al 2 por ciento.

Se calcula que en España se diagnostican unos 10.000 nuevos casos de esta alteración cada año, y que habrá aproximadamente 150.000 pacientes con la enfermedad en la actualidad.

Uno de los grandes desafíos al abordarla es que no se conoce su causa.

«Uno de los problemas que tenemos en el párkinson es que no sabemos qué lo causa, y encontrar una solución para algo cuyo origen desconocemos no es sencillo», destaca Infante.

Se trata de una enfermedad «multifactorial», en cuyo desarrollo, advierte este neurólogo, influyen por un lado los genes de la persona, y también elementos ambientales.

Esos elementos ambientales pueden ir desde la alimentación, al ejercicio que se practique, hábitos, al entorno laboral, al estrés, y «toda una mezcla de agentes».