Las emisiones de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera de la industria burgalesa experimentan un moderado descenso desde hace un lustro, especialmente reseñable a lo largo de los últimos dos años, pese al aumento de la actividad experimentado. Es un esfuerzo y un compromiso en la lucha contra el cambio climático que contrasta con el crecimiento récord de este gas de efecto invernadero a nivel mundial, impulsado, principalmente, desde India y China. La Cumbre Climática, la COP28, que se celebra estos días en Dubai, ha puesto números a estas peligrosas emisiones:40.900 millones de toneladas equivalentes al año.
Burgos, lógicamente, representa una ínfima parte en la generación de gases de efecto invernadero, pero también contribuye al cambio climático y de forma relevante, no solo por su peso industrial, sino también por el agropecuario. Dicho esto, las principales empresas contaminantes de la provincia apenas generan la mitad de CO2 que el transporte por carretera de coches, camiones y motos, 574.101 toneladas equivalentes frente al millón largo que sale de los tubos de escape en calles y carreteras.
Pese a que todas las miradas se centran en la industria, está mucho más adelanta y concienciada en el proceso de descarbonización de la economía que los hogares y el ciudadano particular en su día a día.
Así se puede constatar en los balances de la actividad de 172 empresas de las provincia -97 de las cuales son explotaciones ganaderas de cría de aves de corral y cerdo- recogidos en el Registro de Estatal de Emisiones y Fuentes Contaminantes (PRTR), que acaba de actualizar los datos de 2022 y que permite ver la evolución de las emisiones de los últimos cinco años.
El PRTR, gestionado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico,obliga a las empresas a comunicar anualmente a sus autoridades competentes (Junta de Castilla y León) la información sobre las emisiones de determinadas sustancias contaminantes al aire, agua y suelo;emisiones accidentales; emisiones de fuentes difusas y transferencias de residuos fuera de los complejos industriales.
Entre los datos públicos se recoge la generación de CO2, el gas de efecto invernadero más conocido y el principal causante de que la temperatura de la Tierra aumente. Es un gas que se produce de forma natural, aunque su principal fuente de generación procede de la quema de combustibles fósiles y reacciones químicas.
Los vegetales lo eliminan de la atmósfera en su proceso de fotosíntesis, de ahí la importancia de la conservación y del crecimiento de los bosques.
Las principales emisoras en España son las grandes compañías energéticas encabezadas por Repsol (12,4 millones de toneladas de CO2 equivalente/año), Endesa (11,5 millones), EDP (10,8 millones) y Naturgy (7,4 millones). En el listado también está la siderúrgica Arcelormittal (5 millones), Cepsa (4,8 millones), FCC(3,4 millones), Iberdrola (2,9 millones), Enagás (2,3 millones) y Cemex (2 millones), según los datos del último Observatorio de la Sostenibilidad, que sitúa en estas corporaciones el 20,5% de las emisiones totales en España.
A nivel regional y de acuerdo con el Libro de Emisiones que maneja la Junta de Castilla y León con datos de 2022, los principales generadores de CO2 son las cementeras de La Robla, con 635.622 toneladas equivalentes, seguida de la fábrica de Cementos Votorantim, en Toral de los Vados, también en León, con 417.000 toneladas equivalentes. Cementos Portland, en Palencia, suma otras 326.008.
Burgos. De acuerdo con el registro regional, la principal generadora del gas de efecto invernadero es la central de cogeneración de Energyworks Aranda, con 111.000 toneladas equivalentes/año. Le sigue Enercrisa, con 116.368 toneladas equivalentes, que es la planta de cogeneración vinculada a Crimidesa, la Compañía Minera Río Tirón.
Por encima de las 50.000 toneladas equivalentes están la vidriera Verallia (88.148). Les sigue la Minera de Santa Marta (39.150), Adisseo España (32.463), la planta de Kronospan MDFen Salas de los Infantes (26.569) y Bridgestone Hispania (22.388), entre otras (consultar los datos de la página).
La PRTR detalla las emisiones de actividades industriales vinculadas a procesos altamente dependiente de la quema de combustibles fósiles (gas natural) y, por lo tanto, generadores de gases de efecto invernadero. Esto afecta al sector energético, la industria productora y transformadora de metales, la minería, la química, la gestión de residuos y aguas residuales, las industrias del papel o de la madera, así como la ganadería intensiva.
Todas las instalaciones industriales auditadas desarrollan procesos productivos de difícil electrificación y están sujetas al mercado de derechos de emisiones, cuyo fin último es incentivar económicamente su reducción.
Actualmente, el coste de emitir una tonelada de CO2 a la atmósfera oscila en torno a los 80 euros, es decir, que la industria local tiene que afrontar o compensar un gasto anual conjunto de más de 46 millones de euros.