Los ciudadanos que circulen por la Nacional-I a su paso por Miranda todavía pueden contemplar los daños que ocasionó un incendio en el edificio principal del taller de remolcado de Renfe hace casi cinco meses. Y los empleados de esta base de mantenimiento no solo ven ese bloque calcinado, sino que llevan a cabo sus labores profesionales muy cerca, pese a que el amianto de la estructura todavía no se ha retirado del lugar. La representación sindical de la plantilla, según explican sus miembros en conversación con Diario de Burgos, solicitó reiteradamente a la empresa «que hiciese alguna actuación» para eliminar el material cancerígeno, pero «la respuesta fue el silencio». Ante esto, su paciencia se ha agotado y han terminado denunciando los hechos ante la Inspección de Trabajo.
Fuentes sindicales relatan que presentaron esa denuncia «por lo menos para saber algo sobre el tema». Según describen los representantes de la plantilla, el objetivo último del procedimiento ante la Inspección de Trabajo«ha sido instar a la empresa a que cumpla con la descontaminación de la zona y que realice una evaluación de los restos de amianto que se están desprendiendo por todo el entorno, es decir, que haga una analítica con la que saber si ese material es peligroso o no».
Estos miembros del comité de empresa recuerdan que el procedimiento comenzó hace ya unas semanas y aseguran que el ente dependiente delMinisterio de Trabajo «contestó rápidamente». De hecho, según comentan, uno de los inspectores se personó en la nave calcinada para «cursar la visita» y, acto seguido, envió a Renfe un requerimiento para que cumpliera en cuestión de días con varias medidas. En concreto, los representantes sindicales describen que se instó al operador ferroviario «a hacer esos análisis del nivel de contaminación y el tipo de contaminación que es, así como, el deber de perimetrar los accesos a la nave, porque estaba perimetrado pero sin las vallas que debía tener».
Por ahora, los sindicatos tienen constancia de que Renfe ha cumplido con el deber de establecer un perímetro adecuado con unas vallas, pero del resto de cuestiones aún no han tenido una notificación oficial. Por eso mismo adelantan que deberán acudir «a la Inspección de Trabajo para saber cómo ha resuelto el requerimiento la empresa y saber qué documentación aporta». A partir de ahí, según dicen, «el inspector decidirá los pasos a seguir», aunque los representantes de la plantilla creen que si la compañía «no cumple los siguientes requerimientos, se le multará».
Mientras tanto la plantilla lidia con la dificultad de trabajar en unas instalaciones antiguas, que adolecen la falta de mantenimiento e inversiones potentes. Pero, curiosamente, el taller de remolcado sufre «menos deficiencias estructurales» que el de motor.Así lo explican los representantes sindicales, quienes reconocen que «los dos son antiguos, pero este al ser más grande y haber estado menos cuidado, está peor». En este sentido, reconocen que Renfe diseñó un plan nacional para rehabilitar ese tipo de centros «con un presupuesto alto», aunque calculan que ha empezado a ejecutarse «hace un par de meses» y «va muy poco a poco».Tanto, que apenas se ha cubierto el 15% del total con intervenciones como «el techo de la cubierta de la nave de tornos, unas obras en paredes que tenían filtraciones» o el cambio «de seis puertas automáticas que dan acceso a las vías, porque están muy viejas y muchas no funcionaban».