La imagen histórica de la zona sur de la ciudad no ha sido ajena a la imparable expansión urbanística. Prueba de ello es que la construcción de nuevos edificios y los cambios que han sufrido muchas de sus calles han llevado casi al olvido enclaves religiosos como el antiguo convento de las Concepcionistas de San Luis, entre las calles de San Cosme y Madrid, o el cercano convento de Las Calatravas, ubicado en lo que hoy es la calle Miranda.
Lo que poca gente sabe es que del primero, también llamado de ‘Las Luisas’, se conservan todavía unos pocos restos en pie, que han permanecido ocultos en el patio que conforman los edificios del solar comprendido entre las calles San Cosme, Madrid y Concepción. Así, desde la iglesia es visible para el viandante parte del muro. Pero no sólo es esta pared lo que se mantiene en pie; también hay una nave de sillería que, según parece, correspondía a las celdas de las monjas del convento y que no fue derruida con el resto del cenobio -iglesia y claustro- en el año 1941.
Pues bien, en esta última fase de alegaciones al nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), el exconcejal de IU e historiador, Jesús Ojeda, ha pedido que «se documente la procedencia y antigüedad de este edificio, así como su protección». Y es que considera insuficiente la mera mención de este antiguo convento en el catálogo arqueológico del Plan Especial de Casco Histórico (PECH) que acompaña al nuevo PGOU. «Debe protegerse porque es historia de la ciudad; ya que existe una parte que se ha conservado hasta nuestros días, ¿Por qué no cuidarlo y darlo a conocer?», se pregunta Ojeda, que se ha zambullido en archivos y hemerotecas para rescatar la historia de este convento. «Es una verdadera rareza y todo un hallazgo que todavía exista parte de este complejo monacal en lo que debería ser el clásico patio entre edificios», subraya. Ya en 2006, durante las obras de peatonalización de la calle San Cosme, los arqueólogos detectaron restos de tres muros pertenecientes a los últimos inmuebles que ocuparon ese espacio entre los siglos XVI y XIX. Asimismo, años antes, durante la construcción del aparcamiento subterráneo público en la plaza Vega se hallaron dos monedas de oro de la época de los Reyes Católicos y de Felipe III que evidenciaron la importancia de los inmuebles que en aquella época ocupaban esa zona.
Expropiación municipal
Lo que se sabe del resto del convento, que hoy ya es historia, es que en 1939 se llevó a cabo una expropiación municipal de 1.900 m2 del inmueble de ‘Las Luisas’, que costó 285.950 pesetas. A esa cantidad, se sumó una subvención adicional de 375.000 pesetas que se destinaron a la compra de un nuevo edificio para las religiosas. Al parecer, fue el arzobispo Manuel de Castro quien negoció personalmente por las monjas ante el alcalde, que era entonces Manuel de la Cuesta.
Según señala Gonzalo Andrés López en su obra La estructura urbana de Burgos en los siglos XIX y XX, una vez aprobado el proyecto, compradas y expropiadas las principales propiedades «el proceso de construcción de los nuevos inmuebles planteados fue complejo y dilatado en el tiempo». El derribo corrió a cargo de la empresa Luis Olasagasti S.A. representada por Juan Usabiaga. Como afirma Ojeda, estos fueron los compradores de los más de 3.000 m2 donde se proyectó la edificación de la manzana de la calle Madrid en sus número impares.
A este respecto, desde el Ayuntamiento aseguran que están estudiando las 1.200 alegaciones presentadas al nuevo PGOU tras cerrarse el cuarto periodo de exposición pública. El vicealcalde y concejal de Fomento, Ángel Ibáñez, reconoce que el trabajo es «arduo» no sólo para los técnicos municipales, sino también para el equipo redactor del planeamiento (el de Ezquiaga) y confirma que, como en los anteriores casos, se dará respuesta a los escritos lo antes posible. Y es que hay que recordar que la intención del equipo de Gobierno es enviar el documento a la Junta de Castilla y León este verano para que pueda aprobarlo definitivamente antes de que finalice el presente ejercicio.