Burgos sigue apareciendo en los rankings como una de las cinco ciudades con mayor calidad de vida del país. Y probablemente sea verdad cuando estas clasificaciones tienen en cuenta variables tales como el poder adquisitivo y el coste de vida, el medio ambiente, la seguridad, la sanidad, el tráfico y la accesibilidad a la vivienda (aunque en esta última no salgamos demasiado bien parados). Pero también es cierto que a pesar de contar con una privilegiada posición de partida existe un amplio consenso sobre la inexistencia de grandes proyectos económicos que permitan mantener este status a largo plazo. Proyectos que pongan a Burgos y a Castilla y León en el mapa nacional e internacional de aquellos sectores con mayor capacidad de crecimiento y generación de empleo y riqueza.
Uno de estos sectores, al que ya he aludido en otras ocasiones, es el de las energías renovables y, específicamente, el ligado al hidrógeno verde y sus derivados. En un momento en el que la descarbonización del planeta es prioritaria, desarrollar este tipo de energías nos puede permitir acceder a oportunidades que no nos habían pasado por delante en muchas décadas. Pero si queremos aprovecharlas al máximo debemos estar presentes desde el inicio en el desarrollo de las infraestructuras nacionales que las canalicen. Pues bien, hace un año Enagás dio a conocer la red de hidroductos a través de los cuales se transportará el hidrógeno verde generado en España. Y en el primer despliegue, previsto para 2030, ni Burgos ni la zona central de Castilla y León aparecían. Únicamente un ramal a lo largo de la ruta de la plata, en la zona oeste de la comunidad, se mostraba planteado en este primer mapa. Preguntado Enagás por los criterios utilizados para su definición ésta trasladó que había tenido en cuenta los principales centros de consumo previsto a dicha fecha de este producto o de sus derivados y que iban ligados a su sustitución por los grandes consumidores actuales de hidrógeno gris (refinerías petrolíferas y plantas de fertilizantes principalmente) o a grandes consumidores potenciales del mismo (grandes acerías y cementeras).
Una vez conocidos los argumentos expuestos por Enagás se inició un plan liderado por la Asociación Castellano y Leonesa del Hidrógeno Renovable (que ya cuenta con más de 60 empresas asociadas) junto con diversas administraciones públicas (Junta, Ayuntamiento de Burgos, etc.) para convencer tanto a Enagás como a todos aquellos actores involucrados del potencial que el eje que une a Medina del Campo, Valladolid, Palencia y Burgos tiene tanto para el consumo como para la generación de hidrógeno verde. Para ello se involucró a todas aquellas empresas de mediano y gran tamaño que tienen potencial de generación y consumo de esta energía así como de sus derivados (amoniaco y metanol) y que a través de un proceso de manifestaciones de interés trasladaron a Enagás sus previsiones para 2030. Pues bien, en enero de este año Enagás dio a conocer la actualización de la red de hidroductos cuya versión final deberá presentar al Gobierno de España a finales de abril y, además de la red que presentó un año antes, se incorporaban dos nuevos ejes en estudio. El primero llega al Campo de Gibraltar y el segundo cruza Castilla y León de oeste a este por las provincias antes citadas. Este eje recoge expectativas de consumo superiores a las 160.000 toneladas anuales que anteriormente no habían sido consideradas junto con un potencial de generación de hidrógeno renovable en proyectos ya iniciados por una cantidad similar. Y somos conscientes que estas cantidades son solo una pequeña parte del potencial total a diez o veinte años vista.
Para que nos podamos hacer una idea de lo que esto supone en términos de la inmensa inversión a realizar podemos utilizar como ejemplo un proyecto que está en desarrollo en Castilla y León y que prevé producir 13.600 toneladas de hidrógeno verde y derivados para lo que pretende invertir 250 millones de euros en la planta de producción, así como 140 millones adicionales en la construcción de un parque fotovoltaico y un parque eólico ligados a la misma. Es decir, 390 millones de euros de inversión y más de 250 empleos creados en un solo proyecto. Ahora multipliquen estas cifras por 10 o por 20 y serán conscientes de lo que nuestra ciudad y nuestra comunidad autónoma se juegan.
Por tanto, es totalmente necesario que entre todos fijemos ya la hoja de ruta para el desarrollo de la economía ligada al Hidrógeno Renovable en Castilla y León definiendo un plan que aúne los esfuerzos del sector público y el sector privado y nos obligue a desarrollar un trabajo constante y conjunto que maximice los esfuerzos. Sólo así podremos conseguir que tanto Burgos como Castilla y León estén en el mapa del éxito. Tenemos casos recientes en Burgos de lo contrario (Corredor Ferroviario del Norte, Directo Madrid-Burgos) donde por no haber hecho los deberes en el momento adecuado nos hemos quedado fuera de las inversiones principales en infraestructuras ferroviarias. Y esto no nos puede volver a ocurrir.