Son, sencillamente, maravillosos.Arte sobre el arte. Una impresionante colección de dibujos a lápiz, herramienta sencilla, casi primitiva que, sin embargo, en manos de Jesús San Eustaquio se convierte en un instrumento mágico, capaz de iluminar en escala de grises, el verdadero color de la vida, esa amalgama en la que todos bullen, mezclados, batidos, pasados por el filtro del grafito en las manos de un artista sublime. Jesús San Eustaquio no dibuja: pinta dibujos.
Eso son palabras mayores, porque el lápiz en sus manos se reviste de calidez, de hondura; en la precisión exacta de sus obras late, armónica, la belleza. Exhibe toda la verdad de la obra recreada, como si la dotara de vida, como si, desde el papel, cada figura, cada trazo, palpitara mostrandos sentimientos.
El próximo día 21 de marzo, este artista que exhibe su magnífica obra con cuentagotas, inaugurará en la sala del Consulado del Mar, en el pase del Espolón, la exposición ‘El románico de Nuestra Señora de la Llana’, una colección de medio centenar de obras realizadas con lápiz sobre papel en las que el artista burgalés ha volcado su genio para resucitar, como si de un chamán se tratara, las piedras de la iglesia de Cerezo de Rio Tirón, esas figuras que una vez, hace ocho siglos, fueron esculpidas con espiritualidad y fe sobre piedra de Hontoria por los canteros, también artistas indiscutibles.
Con su Faber-Castell 2B y su Staedler afilados como lanzas, San Eustaquio, tras un trabajo obsesivo y perfeccionista, extenuador incluso para la imaginación del admirado espectador, ha compuesto en escala de grises -con luces, sombras, volúmenes, matices- una colección tan armónica como subyugante que reconcilia a quien la observa con el arte y con la vida.
Vistas generales, detalles, figuras vegetales y animales -intactas o desgastadas por la erosión y el tiempo- capiteles, columnas, escenas... San Eustaquio reconstruye el románico de Cerezo con maestría, de manera sencillamente perfecta.
*La exposición podrá verse desde el 21 de marzo hasta el 3 de abril.