El alcalde de Buniel ha conseguido algo que en los últimos 17 años parecía una quimera: reunir a la inmensa mayoría de los fondos y sociedades que comparten la titularidad del suelo de la fallida urbanización Ciudad Jardín Soto del Real. Jesús Díez se ha marcado entre ceja y ceja dar una solución al bloqueo que sufre este complejo desde la quiebra de la constructora Martinsa-Fadesa en julio de 2008. Y no ha empezado con mal pie, aunque las distancias aún son grandes entre todos los actores implicados.
Esta misma semana se ha celebrado en el ayuntamiento una reunión a la que asistieron siete de los ocho propietarios del suelo. Samburg Invest SL, Blackstorm Elite SL, Inversiones Inmobiliarias Canvives, Promontoria Coliseum Real Estate, Landcompany 2020 SLU, Sareb y Divarian Propiedad SA acudieron a la llamada del regidor. Los únicos que no hicieron acto de presencia fueron los representantes de Fortuño Gil, la sociedad que ha adquirido los activos de Fadesa.
El encuentro fue una primera toma de contacto para conocer las intenciones de cada inversor y tratar de encauzar una salida. Una de las principales demandas que le trasladaron al Ayuntamiento fue la ejecución de los avales que la constructora dejó cuando inició la obra de urbanización. El montante se depositó en 2004, por lo que a todas luces se queda insuficiente en pleno 2025 y con la inflación experimentada desde entonces para completar la puesta a punto de las decenas de calles planteadas.
«Es muy complicado que podamos hacernos cargo», reconoce Díez, que precisa la «falta de capacidad y de personal» de la administración local para llevar a cabo un proyecto de tal envergadura. A la reunión acudieron también dos miembros de la corporación, que se reunirá para ver qué pasos dar. «Tenemos que estudiar muy bien las diversas posibilidades que hay, lo que podemos aportar o no y lo que estamos dispuestos a perder», explica. Además de la cuestión de los avales, que el propio Díez ve muy complicada, los fondos de inversión que forman la propiedad también exigieron al alcalde la realización de un informe pormenorizado sobre la situación actual del estado de la urbanización y de la viabilidad a futuro.
«Nosotros llegamos hasta donde podemos con nuestro técnico. Podríamos hacer algo muy somero, pero nunca entrar en detalle porque no tenemos medios suficientes», confiesa. A sabiendas de que las empresas buscan solo la rentabilidad a la hora de invertir, el alcalde recuerda que también poseen una serie de obligaciones como propietarios de las parcelas. «Como administración pública no podemos dejar de hacer cosas en función de su coste. Tenemos que encontrar una solución proporcionada», indica.
Tranquilidad. Uno de los principales quebraderos de cabeza de los distintos alcaldes y corporaciones municipales que han ido pasando desde el verano de 2008 por Buniel es la seguridad. Los robos de las alcantarillas han convertido a la urbanización en un campo de minas que, ahora, se complementa con toneladas de escombros y basuras. «Los fondos achacan al Ayuntamiento que los agricultores rompan las vallas y crucen por medio con los tractores o que un particular tire escombro. ¿Y qué tenemos que ver nosotros? No podemos actuar como la policía y vigilar una obra privada», asegura.
Tras una primera toma de contacto, se han citado para volver a verse las caras dentro de un tiempo. Será entonces cuando se empiece a definir el futuro de Ciudad Jardín Soto del Real, donde se proyectaron más de 1.400 viviendas.