Si son asiduos, seguro que habrán leído en estas mismas páginas la noticia de la proliferación de ratas en los barrios de San Cristóbal y Fuentecillas. Las ratas, que son como las ardillas de Fuentes Blancas, pero con peor prensa, parecen campar a sus anchas por las aceras, y se ocultan en los huecos de las nuevas fachadas ventiladas, que esto es Burgos y las pobres también pasan frío. Los barrios se han puesto en contacto con el Ayuntamiento para buscar una solución, pero, como en Tiburón, la alcaldía ha pasado del tema. «Al fin y al cabo», habrán pensado, «son solo ratas. Roedores gordos, pero roedores».
Las ratas, además de una de las mayores fobias del padre del aguerrido Indiana Jones, son peligrosas. Muerden, arañan y transmiten enfermedades. Y no se equivoquen, si ven una, seguramente tenga más miedo ella que usted. Pero no es plan. Las ratas se asoman a la ciudad para rebuscar en busca de comida, como cualquier animal salvaje una vez que pierde el respeto a la civilización. No lo hacen para fastidiar a nadie, son animales, pero aun así se hace necesaria su erradicación, antes de que saltemos a los medios nacionales porque una rata o varias ataquen a alguien, que ya es lo que faltaba.
Seguro que, como les digo, quizá también hayan leído que el Ayuntamiento ha decidido contratar a una empresa para que vigile que la empresa encargada de mantener la limpieza en nuestra ciudad cumple con sus obligaciones, pese a reconocer que, en realidad, no observan ningún incumplimiento de las mismas. Es curioso, sobre todo si deciden, como hago yo, que dos noticias leídas juntas se entienden mejor. De ahí que, en mi cabeza, como teoría conspiranoica absolutamente falsa, la historia sea que, cual si fuesen los Cazafantasmas, nuestro Ayuntamiento ha decidido contratar a una empresa externa para cazar ratas, pero han decidido ocultarlo para no asustar a la ciudadanía. Porque claro, la otra idea que se me ocurre es que, en realidad, pasan de los vecinos de Fuentecillas y San Cristóbal y han contratado por ciento sesenta mil euros a alguien para controlar algo que dicen no hace falta.
Ojalá el contratado sea el flautista de Hamelín y matemos dos pájaros (o dos ratas) de un tiro.
@VladimirConV