Cronograma: dícese del orden cronológico previsto para la realización de una tarea. También podría definirse como el calendario de trabajo para acometer una obra de calado con la convicción de que los plazos no se cumplirán ni de lejos. La propia alcaldesa ha reconocido la peculiaridad del concepto de 'inminencia' en las administraciones públicas. Reto a quien lea esta columna a que cite un solo proyecto de obra pública que haya sido ejecutado en los tiempos anunciados, y no me refiero a retrasos de días, semanas o meses.
Por ejemplo, si se hubieran cumplido las previsiones anunciadas en su día, a estas alturas del año en Burgos ya podríamos estar disfrutando de un remozado Hospital de la Concepción para uso de la UBU y como nueva sede del Archivo Histórico Provincial y tendríamos un Museo de Burgos más amplio con una nueva sección de arte contemporáneo. La alta velocidad ya nos habría acercado a Vitoria y estaríamos circulando por nuevas autovías hacia Aguilar, La Rioja o por la inconclusa A-11. También, como se nos anunció en 2016, ya habríamos estrenado un moderno mercado municipal en la plaza de España y estaríamos dando uso a los nuevos espacios habilitados en la calle de Hortelanos.
Cuando avancen los trabajos de desmantelamiento del viejo mercado durante varios años contemplaremos en este lugar un gran muro de ladrillo tras el que se levantará el nuevo inmueble que pondrá fin al mercado provisional que se abrió en octubre pasado. Ahora, el nuevo mercado ha quedado encajado en el Xpande, el ambicioso y controvertido proyecto de expansión peatonal del centro de la ciudad, parido por la alcaldesa Ayala y su equipo, cuyo eje central lo constituye un túnel por el que circularán coches y autobuses y que también abarca el entorno de la plaza de San Juan.
Si nos fiamos del cronograma que está siendo presentado, las obras del túnel de la calle de Santander terminarán en el último trimestre de 2027 y el nuevo mercado, si los trabajos comienzan en 2026, podría estar concluido a finales de 2028. Se abren apuestas.
Controversias políticas, protestas vecinales, cambios en los pliegos de condiciones, desinterés entre posibles licitadores de las obras, modificaciones presupuestarias, sorpresas en sondeos arqueológicos o informes medioambientales siempre están detrás de los habituales incumplimientos cronogramáticos. Entiendo que los políticos no se quieran pillar los dedos con estas hojas de ruta volanderas, pero lo siguen haciendo.