Los accidentes de tráfico en la carretera nacional 122 siguen provocando víctimas mortales. Desde hace veinticinco años promesas incumplidas de unos y otros, declaraciones pomposas justo antes de periodos electorales y justificaciones que no se puede creer nadie. Todo se hace mal y muy tarde.
La semana pasada hubo dos accidentes con una víctima mortal y seis heridos. Ambos accidentes se produjeron en un tramo de seis kilómetros entre Haza y Fuentecén. Zona de obras. Cuando viajas por países europeos como Francia o Alemania, la señalización de obras en las carreteras hace muy difícil que te puedas equivocar en la toma de decisiones. Se prima la seguridad. Todo tramo en obras está muy bien señalizado, horizontal y verticalmente. Los límites de velocidad se adecúan a la obra en cuestión, mientras que aquí puedes pasar de un límite de 80 a uno de 40 en 50 metros o detrás de una curva, inesperadamente ¿De quién depende la señalización de obras en las carreteras? ¿De las empresas que las reparan? ¿Del último empleado que aparece por allí? Hay mucho que mejorar en pro de una señalización que sigue siendo poco clara, inadecuada y, muchas veces, ambigua o contradictoria.
Hay que exigir mejoras y que se reparen las calzadas y no, como ocurre en el tramo de Tudela de Duero, que, al estar lleno de baches e irregularidades, la solución fue bajar el límite de velocidad de noventa a ochenta por hora. El cruce, peligroso, de la gasolinera de Fuentecén ha estado meses sin pintar. ¿Nadie exige plazos a la empresa de pintar? Estos detalles causan tragedias.
«La A 11 es una prioridad» dijo el Gobierno de España en 2004. Hace unos días, el delegado del gobierno, de España también, declara que «en 2026 todos los tramos van a estar licitados». Qué engaño otra vez. Han tenido tramos licitados hace años y, por falta de gestión, han quedado sin construir.