Burgos city se rinde a los pies de Ana Mena

I.L.H. / Burgos
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Con disculpas incluidas por la cancelación de 2023, Ana Mena hizo que la espera mereciera la pena. Rodeada de 6 bailarines, escalinata, humo y pirotecnia, interpretó un repertorio que levantó expectación

La malagueña primero explicó que estuvo 15 días de baja tras suspender la actuación de los pasados Sampedros. Y luego, aunque todos sus temas llevaban coreografía, se puso una cazadora por el frío. - Foto: Luis López Araico

Con una cuenta atrás coreada por el público y una gran escalinata sobre el escenario, Ana Mena bajó los peldaños entre el griterío de los espectadores, muchos de ellos muy jóvenes. Vestida con un body de lentejuelas y rodeada de seis bailarines, la malagueña sacó toda la artillería para que el frío que dijo teníamos por aquí (se tuvo que poner una cazadora) no se sintiera. 

Con pantalla gigante, efectos de humo y pirotecnia, empezó el espectáculo y tras los temas que abrieron el concierto (Me he pillado, Un beso, Solo...) lo primero que hizo fue pedir disculpas. «Por fin ha llegado el día. No veía la hora de que llegara», afirmó emocionada y amagando con llorar. Luego explicó los motivos que le llevaron a cancelar el concierto de 2023 y animó a los asistentes a disfrutar de lo que tocaba.

Con exclamaciones para animar la noche del tipo «ese perreíto de Burgos» siguió con temas pegadizos como Me enamoro o Quiero decirte, que fue intercalando con otros más sentimentales como Lentamente y, por supuesto, sus tradicionales versiones. Para la traca final, y tras unos pequeños problemas con los focos, dejó Madrid city (que tan popular se hizo al cantarla en el cumpleaños de la influencer Marta Díaz y que anoche fue una de las más coreadas) y Las 12. Había pasado hora y media exacta de música y baile desde el inicio y con los efectos con los que cerró el espectáculo dejó al público con el subidón en el cuerpo y ganas de más «perreíto».

Ocho horas antes. Mereció la pena. Es lo que decían sus caras en las primeras filas después de esperar tanto para escucharla en directo. Algunos un año; otros un mínimo de ocho horas. A las cuatro de la tarde plantaron sus sillas Lidia y Cristina, que se desplazaron desde Almería. Les acompañaba Tomy, de Soria, tan fan como ellas y ataviado con visera de Madrid city y sudadera de Bellodrama, su segundo disco de estudio. Él se quedó el año pasado con las ganas y el hotel pagado. «Sus canciones me llaman mucho la atención y además es buena persona» (...).

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