Escuchamos a menudo esta frase: «Construir el relato». Significa -creo- elegir determinadas palabras para dar coherencia y verosimilitud a la explicación de un hecho. Con esta frase llego a la conclusión de que se trata de convencer de algo a alguien. En los textos argumentativos se puede defender cualquier idea. Se puede defender que todos los hombres son iguales ante las leyes o que los animales tienen derechos. Y se puede defender todo lo contrario: que no existe esa igualdad de los seres humanos ante las leyes y que los bichos ni tienen deberes ni tienen derechos. Naturalmente, para un caso u otro, hemos de utilizar distintas palabras, distintos argumentos, en definitiva, distintos relatos. El objetivo final es convencer.
Podemos defender que la mayoría de los asistentes al partido Arandina-Real Madrid queríamos que ganase la Arandina. Lo podemos defender y argumentar. Al igual que lo contrario: que la mayor parte de los que fueron al encuentro eran madridistas, antes que de otro club, y salieron contentos del partido porque ganó el Real Madrid. Podemos estar en una u otra postura y, también, podemos concluir que los espectadores nos lo pasamos bien, pese al frío, porque asistimos a un partido histórico y porque no hubo incidentes importantes, es decir, que organizativamente esa tarde todo salió bien. Hasta aquí estoy construyendo mi relato del acontecimiento deportivo que me hizo volver a un campo de fútbol tras años, lustros… sin asistir.
A partir de aquí, como no soy socio de la Arandina, no puedo pedir explicaciones de la recaudación del partido, ni si el club le va a pagar los atrasos a los jugadores. Me gustaría que sí, porque es de justicia. Desconozco el relato del club. Como ciudadano arandino me gustaría saber si la aportación económica que puso el Ayuntamiento -o sea todos- como propietario del campo, mereció la pena. Y conocer este relato.