iEl juzgado de Instrucción número 2 de Burgos, en coordinación con la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV), de la Comisaría General de la Policía Judicial, sigue incoando diligencias para determinar si Ángel Ruiz está implicado en el triple crimen. Ahora bien, aunque permanece en prisión, aún no ha sido detenido por esta causa. La Guardia Civil ya ha entregado a la Policía Nacional todos los efectos que hallaron en los registros de las propiedades de este vecino de La Parte cuando le investigaron por el asesinato de Rosalía Martínez.
Entre esos objetos se encuentran varias armas blancas que ahora los investigadores deberán analizar para establecer si pueden ser las causantes de las heridas que presentaron los cuerpos de Salvador Barrio, su esposa, Julia Dos Ramos, y el hijo pequeño de ambos, Álvaro. Entre ellas hay una que llamó la atención de la Guardia Civil. Apareció en el Peugeot 205 que Ángel usó para matar a Rosalía Martínez en 2011. Se trata de un arma punzante y contundente (barra metálica con punta de paraguas atornillada y soldada en la base). Con ella, admite el informe de la Benemérita, no pudo matar a los Barrio, pues para apuñalarles usaron un cuchillo de doble filo, pero sí que pudo ser el objeto con el que golpeó a las víctimas, ya que presentaban también marcas de impactos producidos con un efecto contundente. Efectivamente, Salvador presentaba marcas de impacto de una barra metálica. El hijo pequeño también.
El cuchillo o efecto con el que fueron apuñalados es de doble filo, con dos ángulos muy afilados aunque uno más que el otro. En su domicilio fueron hallados varios puñales fabricados por él mismo y una piqueta. Ésta última, incluso, presentaba restos biológicos. Todos ellos serán analizados por si se ajustan a las características del arma que utilizó el asesino en la madrugada del 7 de junio de 2004.
También tiene en su poder la Policía las 23 llaves de candados y puertas que la Benemérita halló en poder de Ángel Ruiz. Una de ellas ya se sabe que corresponde a la cerradura del despacho del alcalde pedáneo del Ayuntamiento de La Parte de Bureba, de la época en la que Salvador era regidor municipal. El resto han de ser cotejadas con el bombín de la puerta del 5º A del número 14 de la calle Jesús María Ordoño, donde se cometió el triple crimen.
Teléfonos
El juzgado de Instrucción 2 espera también a que 11 compañías de telefonía aporten información de qué lineas eran titulares el sospechoso, su hermana y sus padres hace una década, en la fecha del triple asesinato. Esta solicitud responde a un doble objetivo, según ha podido saber este periódico. Por una parte, la jueza y los investigadores quieren conocer qué llamadas hizo Ángel Ruiz aquel día y a quién, por si tuvieran relevancia para determinar su relación con los hechos. Asimismo, la IP de su teléfono móvil, si lo tenía, podría establecer en dónde se encontraba la noche del 6 de junio de 2004 y la madrugada del día siguiente. Si recibió o hizo alguna llamada los repetidores de las distintas compañías fijarían su posición en el mapa en ese momento. Es decir, si se encontraba en La Parte de Bureba hubiera saltado el repetidor de esa zona. Pero si estaba en Burgos la señal hubiera llegado a otra antena, una de la capital, lo cual probaría su presencia en la ciudad.
Ahora bien, para que su teléfono móvil, o el de sus familiares, prueben su implicación en el crimen se tienen que dar varias circunstancias. La primera, que tuviera él o sus parientes teléfono. La segunda, que lo llevara consigo en el momento de los hechos. Y la tercera, que lo llevara encendido en su hipotético viaje a Burgos o en su estancia en la capital.
El examen del rastro telefónico que pudiera haber dejado Ángel Ruiz en aquella época también podría probar si era él el autor de las amenazas que Salvador Barrio recibió en la semana que precedió a su asesinato y el de su esposa, Julia Dos Ramos, y su hijo Álvaro. Recibió llamadas amenazadoras en presencia incluso de conocidos suyos, quienes le sugirieron que lo denunciara. Pero no lo hacía ni soltaba prenda de quién podría ser, de lo cual su entorno deduce que intuía su procedencia y no quería darle importancia.
¿Por qué también los móviles de sus parientes? Nadie sabe si en aquella época él tenía teléfono móvil y puede que, aun poseyendo uno, usara el de su padre, su madre o su hermana. Por ello, el juzgado quiere saber también de qué líneas eran titulares estos parientes.