Un sueño cumplido y un adiós

P.C.P. / Burgos
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Una treintena de niños de la Cañada Real de Madrid y La Cartuja de Granada hacen realidad la promesa del maestro de Bañuelos de Bureba y llegan al mar horas después de la muerte de José Antonio Abella, que escribió su historia

José Antonio Abella, autor de 'Aquel mar que nunca vimos', falleció el viernes. - Foto: Valdivielso

El viaje emprendido hace 88 años por los alumnos de la escuela de Bañuelos de Bureba y su inspirador maestro, Antoni Benaiges, concluyó ayer en el único destino posible, el mar. Una treintena de niños procedentes de la Cañada Real de Madrid y del barrio La Cartuja de Granada pudieron darse un baño de inclusión educativa y social en la playa de Mont-roig del Camp (Tarragona) y conocer después a la familia del profesor republicano fusilado al inicio de la Guerra Civil. Además de él, se perdió el desenlace el escritor y médico burgalés José Antonio Abella, autor del libro sobre su historia fallecido el viernes.

Los descendientes de Benaiges, con dos sobrinos a la cabeza, dispensaron un recibimiento extraordinario a los integrantes del proyecto Misión Antoni Benaiges en el final de una aventura que comenzó este martes en el parque arqueológico de Atapuerca y que les llevó también a conocer Bañuelos de Bureba. Tras visitar otros enclaves de La Rioja yAragón, ayer llegaron por fin al mar Mediterráneo, se despojaron ansiosos de las camisetas en las que se leía la frase '¡Soñad, niños, soñad!', el lema del maestro republicano, y se zambulleron en sus aguas.

«Estamos en una nube, poder cumplir el sueño del maestro es muy emocionante», reconocía ayer por la tarde Javier González, miembro de la Asociación Escuela Benaiges, después de tantos años de trabajo en este proyecto de recuperación de la memoria histórica que empezó como un pequeño anhelo y que se ha hecho grande hasta llegar incluso a las pantallas de cine con la película El maestro que prometió el mar.

Los niños con el equipo organizador de la Misión Antoni Benaiges y la familia del maestro de Bañuelos de Bureba, ayer en Montroig del Camp.Los niños con el equipo organizador de la Misión Antoni Benaiges y la familia del maestro de Bañuelos de Bureba, ayer en Montroig del Camp. - Foto: @EscuelaBenaiges

En este camino les han ayudado muchas personas, pero una «muy importante» ha sido José Antonio Abella, tal y como recordaba apenado González, con una «sensación agridulce» por disfrutar de esta jornada tan especial solo unas horas después de conocer el fallecimiento del autor de Aquel mar que nunca vimos.

Nacido en Burgos en 1956, ejerció como médico rural durante más de 40 años. Su primer destino fue Bañuelos de Bureba y aunque ningún paciente le contó la historia del maestro republicano, supo descubrirla con rigor histórico y plasmarla con gran sensibilidad en un libro clave para rescatar del olvido la figura y el proyecto pedagógico del catalán.

Abella debutó como escritor en 1992 con Yuda. Entre sus novelas se encuentran también La tierra leve, La llanura Celeste, Agnus diaboli o El Corazón del Cíclope, con el que ganó el Premio de Novela Ateneo Ciudad de Valladolid y fue finalista del premio de la Crítica de Castilla y León, que en 2014 conquistó con La sonrisa robada.

Como escultor se le conoce entre otras piezas por el diablillo de Segovia, ciudad donde vivía.