Vladimir V. Laredo

Petisoperías

Vladimir V. Laredo


Vacaciones Santillana

01/08/2024

Es curioso lo de la memoria y los recuerdos. De crío, el verano y las vacaciones eran un periodo inabarcable de tiempo, espacio e ilusiones que implicaban largas temporadas de playa en Peñíscola. Allí, el tiempo se detenía, la rutina desaparecía, y cada día era una catarata de momentos que vivía sabiendo que empezaban, pero sin pensar que en algún instante acabarían. Todo era sol, playa, alegría y bienestar. Hasta que llegaba el fatídico momento.

El fatídico momento en el que alguien recordaba que aquel muchachuelo, que andaba descalzo, leía tebeos a la sombra de una palmera y ponía muecas en todas y cada una de las fotografías familiares que le sacaban, tenía una, aparentemente, única obligación: hacer los ejercicios de verano que le habían puesto como tarea canicular en su colegio. ¿Colegio? ¿Qué era aquello? ¿Qué brujería? Nada podía amargarme la tarde, el día, o el verano, como lo hacía aquel libro de Vacaciones Santillana. Sumas, restas, lecturas con preguntas sobre temas que me resultaban ajenos y poco interesantes. Yo quería navegar, pero me obligaban a echar el ancla cada tarde un rato. Aquellos cuadernos de verano eran mi antítesis, mi rival, mi enemigo íntimo. Para colmo, para un año que no me lo mandaron en el cole, mi tía, mi madrina, que era profesora, me regaló uno para que no me aburriera en verano. A estas alturas ya habrán deducido ustedes que nunca fui un estudiante distinguido, seguro. Y digo que es curioso porque ayer, sin ir más lejos, revolviendo en el altillo del desván de mi casa, por arte de birlibirloque, apareció uno de esos viejos libros de marras. Con todos los ejercicios hechos a lápiz, para no estropearlo. Con esa caligrafía que mis profesores tachaban de horrible, sin duda porque no han visto la actual, con la que me convalidarían, al menos, la carrera de Medicina. Y me he visto automáticamente trasladado a otra época, no sé si mejor pero sí más inocente, en la que las vacaciones eran un acontecimiento, y no una huida de la rutina laboral con la que rellenar chats de WhatsApp y ejercer postureo de red social.

Disfruten si aún les toca, y no le hagan ascos a un buen libro de vacaciones, siempre le sacarán algo de provecho, de verdad.
     @VladimirConV