Tiene mucha razón el antiguo alcalde de Burgos y hoy senador del Reino, Javier Lacalle, cuando pide, a través de una moción en el Senado, que se acorten los plazos para el proyecto de la A-11 (Autovía del Duero) entre Castrillo de la Vega y Quintanilla de Arriba. Estima el señor senador que 36 meses para actualizar un estudio preexistente son excesivos. Debo aclarar que no estamos hablando del plazo para completar la obra sino simplemente de poner al día el anterior proyecto. Considera Lacalle que la licitación del Ministerio de Transportes es una «tomadura de pelo», al igual -añado yo- que todo el devenir de esa obra que debería de haber estado terminada hace décadas. La presión de los 'bodegueros amigos del señor Aznar', junto a los recortes de la última crisis económica, paralizaron el proyecto inicial al tiempo que conseguían que el nuevo trazado, ¡12 kilómetros más largo que el original!, no afectara a los viñedos cercanos a Peñafiel.
Sin embargo, el exalcalde de Burgos, y hoy compañero de la exalcaldesa de Aranda en el Senado, se olvida de una obra importantísima para Aranda y que resolvería en gran medida los atascos del centro de Aranda. Me refiero a la circunvalación Este que lleva paralizada un porrón de años. Pero claro, resulta que las competencias de esa obra son de la Junta de Castilla y León, gobernada desde los tiempos del Cid por el partido en el que militan los exalcaldes, premiados con un plácido y bien remunerado puesto de senadores tras perder las elecciones municipales. Año tras año no figura ninguna partida seria en los presupuestos de Castilla y León para completar esta necesaria infraestructura.
Los intentos del Ayuntamiento de Aranda de hacer otra circunvalación más cercana no parecen creíbles dada la complejidad de una obra que implica la construcción de varios puentes, expropiaciones y un elevado coste económico. Ojalá me equivoque.