La Consejería de Sanidad recuperó en el 2022 las peonadas (es decir, la realización voluntaria de un número determinado de cirugías una vez finalizada la jornada ordinaria y cobrar un extra en la nómina por este trabajo) como fórmula «extraordinaria y temporal» para reducir unas listas de espera desbocadas en aquel momento, tanto en número de cirugías pendientes como en tiempos de espera. El HUBU empezó a aplicarlas en el primer trimestre en Oftalmología y luego obtuvo autorización para extenderlas a Cirugía general y Plástica, así como a Otorrinolaringología. Al cabo de unos meses se aprobaron para Urología y, por fin, en Traumatología. En total, seis servicios que, ahora, siguen utilizando este procedimiento extraordinario. Y, en algunos casos, sin interrupción desde el 2022, como una herramienta cotidiana de gestión de sus listas. Ya no tanto para reducir el número de operaciones atascadas, que ha bajado, sino para acortar las esperas. Tienen todo un año para ello, ya que tendrá vigencia hasta final de diciembre.
Cirugía general y Oftalmología son dos de los grandes servicios quirúrgicos del HUBU y, también, los que encadenan tres años de compatibilización de actividad ordinaria y peonadas, así como prolongaciones de jornada (un procedimiento similar a la peonada, pero que no conlleva la realización de una cifra de operaciones concreta y pactada con Sacyl para cada tarde) y, en lo relativo a las cataratas, también externalizaciones a la privada, a San Juan de Dios. El resultado de semejante desembolso es patente en las cifras oficiales acerca de la lista de comienzos del 2022 y la última disponible, que es la del tercer trimestre del 2024: Cirugía general tenía 1.623 operaciones atascadas y 218 días de demora media y ahora, 926 operaciones y 115 días; mientras que en Oftalmología se ha pasado también de 1.623 operaciones acumuladas y 147 días de demora a 442 cirugías y 36 días.
Esto es, sendos servicios han acortado su lista de intervenciones pendientes en un 43% y un 73%, respectivamente; y en lo relativo a la espera media la caída es de algo más de tres meses en Cirugía general y de cinco en Oftalmología.
Ahora, estos resultados no son los de Otorrinolaringología, donde la variación entre períodos es más bien modesta -al menos, sobre el papel-, a pesar de que también ha podido recurrir a las peonadas casi de forma ininterrumpida desde junio del 2022: de las 392 operaciones atascadas ha bajado a las 381 de comienzos del otoño del 2024; y los algo más de tres meses de demora media, a dos y medio.
La mejoría entre unos y otros es muy variable. De hecho, en algunos apenas se percibe
Es justo lo contrario a lo que ha sucedido en Cirugía plástica, donde la autoconcertación no ha sido continuada y, sin embargo, la mejoría también es evidente en cifras: las operaciones pendientes han caído un 70% (de las 590 de comienzos del 2022 a las 187 del pasado otoño) y la demora media se ha reducido en más de cuatro meses (de casi siete y medio a algo menos de tres).
El caso de Traumatología también llama la atención, dado que fue el último en conseguir voluntarios suficientes para empezar a hacer peonadas (algo que sucedió un año después que el resto, pero, mientras, hubo autoconcertación puntual en Cirugía vascular, por lo que siempre han sido seis servicios) y ha conseguido resultados positivos, sobre todo en lo relativo a la demora media: de más de diez meses de espera para entrar en quirófano a comienzos del 2022 a poco más de cinco. En cuanto a las operaciones, ha reducido en algo más del 40% la acumulación (de 1.987 a 1.151 el pasado otoño). Ahora bien, como ocurre en Oftalmología, este servicio también externaliza procedimientos a la privada; en concreto, la colocación de prótesis y rodilla, casi siempre a Recoletas.
Urología. Este servicio también obtuvo la autorización para hacer peonadas algo más tarde que Cirugía general y Plástica, Oftalmología y Otorrinolaringología, unos meses después, pero es el único en el que las cifras oficiales no evidencian mejoría. Ahora bien, esta situación no puede desvincularse de los graves problemas de personal que ha tenido que soportar, dado que el pasado invierno la plantilla médica se quedó al 70%.
La falta de especialistas no es específica de ese período y, a tenor de las cifras oficiales, la actividad se ha resentido. Si al comienzo del 2022 tenía 311 cirugías atascadas, a comienzos del 2024 eran 388; y en cuanto a la demora ha aumentado en doce días, hasta los 113 de media para la cirugía.