Le llaman coliving, es la última propuesta del capitalismo neoliberal, activada para demostrarnos que no es tan malo como decimos, que él aporta su grano de arena filosófico y funcional, para ayudarnos a resolver los problemas económicos creados con sus objetivos de desarrollo y crecimiento sin fin, que van dejando gente por el camino.
Coliving es compartir vivienda como única manera de tener vivienda: si no puedes asumir solo el coste de una vivienda, únete a tus iguales que son muchos, y sobrevivirás al capitalismo. El coliving tiene muchas ventajas: conoces gente, compartes, desarrollas habilidades sociales, contribuyes a tu crecimiento personal y al de los otros, colaboras al desarrollo de la economía en el sector del alquiler, y alguna más que me dejo en el tintero. Es tal su fuerza, que las empresas inmobiliarias lo anuncian como una solución moderna, eficiente y solidaria, una actitud inteligente ante la precariedad, que va más lejos del simple hecho de encontrar vivienda, se podría decir que es una nueva y gran experiencia, que la vida madura con experiencias.
Y no queda ahí la cosa: si practicas coliving, puedes encontrar personas afines a ti con las que compartir proyectos profesionales: lo llaman coworking. En ese contexto, se genera una especie de laboratorio de ideas entre jóvenes emprendedores que puede llevar directamente al éxito profesional. El secreto es compartir vida privada y proyectos, en un mismo espacio, bajo un mismo techo.
Los fondos de inversión han descubierto en este modelo una oportunidad, y todos sabemos que esos fondos son fiables: empresas de alto rendimiento económico, bajo nivel ético y exangües niveles de contratación de personal.
El cambio climático no es el único cambio relevante. El neolenguaje modernista cambia la percepción de la falta de recursos transformándola en oportunidad, una vivencia a la que no debemos renunciar.
Pepe Isbert no aprobaría este modelo, seguiría llamándolo piso compartido con derecho a cocina, aunque el engaño entonces venía en formato Plan Marshall vitoreado por el pueblo.
Tiempos modernos, nuevos lenguajes y viejos engaños. Si tuneas la verdad, maquillas la realidad. Y, en inglés, suena más actual.