La parroquia que se inauguró hace un año en el barrio del S-4, junto al centro de salud José Luis Santamaría, se va vistiendo poco a poco. En el presbiterio hay una réplica de la cruz que san Juan Pablo II, papa que da nombre a la parroquia, regaló a los jóvenes, y a partir de ahora habrá también un sagrario creado por Óscar Martín.
La obra del escultor burgalés representa el cuerpo de Cristo, que según la religión católica se custodia en el sagrario, y a la vez hace esa función con un pequeño compartimento en la cabeza. «El sagrario es el rostro, que hemos hecho de forma esférica y con la idea de que sea un espejo, es decir, que toda la iglesia se pueda ver reflejada en la cara de Jesucristo», explica.
De cemento modelado y esculpido, trabajado como si fuera cerámica pero sin cocción, la figura tiene una altura de 2,40 metros y pesa unos 550 kilos. Pero además de su aspecto y envergadura la obra tiene varios elementos simbólicos.
Uno de ellos es la mano derecha, «que ofrece un corazón» hecho en bronce y rodeado de unas llamas. «Recuerda a los corazones mexicanos, como los de San Miguel de Allende, que a su vez llevaron los españoles». En la otra mano, la izquierda, la figura de Jesús se agarra su órgano vital: «Con la izquierda, que es la que recibe, coge su corazón y con la derecha, lo ofrece. Además, esa mano diestra tiene una postura de bendición», detalle.
Otro de los elementos simbólicos son los pies, que sobresalen también por el material en el que están hechos. «Representan el camino, las experiencias vividas, y les he dotado de relevancia dándoles un tamaño mayor del que les corresponde». Con el derecho avanzado, indicando el primer paso, hay otro detalle que pasa desapercibido si no se observa de cerca: las uñas, que llevan un mensaje. La frase que se puede leer en latín es Fratres Christo (Hermanos en Cristo). Por último, la cabeza de la escultura tiene la forma de la letra omega, mientras que en el pie derecho se representa la letra alfa, principio y fin en el alfabeto griego.
Con estos guiños al culto, Óscar Martín ha querido «encontrar cierta dinámica entre la teología y mi creatividad; que ambas cosas estuvieran en equilibrio y la escultura tuviera coherencia espiritual». La pieza encargada por el párroco Julián Palencia es la primera que realiza para el culto, algo que le supone «una gran alegría y enorme agradecimiento, porque hasta ahora no me habían encargado algo tan importante dentro de nuestra cultura». La sacralización del sagrario se hizo ayer, en la misa presidida por el arzobispo, Mario Iceta.