Las calles de Miranda se han ido transformando con el paso del tiempo. Del primigenio asentamiento autrigón de Deóbriga se pasó siglos después al pueblo medieval al otro lado del Ebro para, finalmente, convertirse en la ciudad industrial y ferroviaria que hoy se conoce. Precisamente, tras su apogeo económico del siglo XX, la nueva centuria se encaró con la ilusión de un nuevo crecimiento sostenido. Pero eso no ocurrió y el proyecto de municipio que se diseñó hace 20 años ya no se ajusta a la realidad. Así se observa al analizar el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), que fue aprobado en 2005 y, pese a sus modificaciones posteriores, todavía dista mucho del municipio que se puede ver. Y seguramente del que se podrá ver en el futuro.
Este documento incluye multitud de actuaciones jamás ejecutadas, entre las que destaca un inmenso vial que uniría los barrios de El Crucero y Bayas.
El plano aún vigente no solo incluye la construcción de una mejor calzada en la zona de las canteras hasta la carretera de Fuentecaliente, sino que añade la creación de un puente sobre el río Ebro para llegar hasta el actual aparcamiento exterior del Polideportivo y otro más que atraviese el Bayas, hasta unirse con la circunvalación que desemboca en la Azucarera. Es decir, se trata de una infraestructura que podría resultar muy útil para descongestionar el tráfico del Casco Viejo, sin embargo, se alza como una actuación totalmente inviable en términos económicos para una entidad como el Ayuntamiento.
Pero, sobre todo, en el Plan de Ordenación Urbana lo que se incluyen son un sinfín de áreas destinadas a construir bloques de viviendas. En áreas como el llamado PR-1, que se sitúa entre los barrios de Anduva y La Charca, esta planificación municipal sí que se está cumpliendo, salvo por el hecho de que plantea crear nuevas calles y mover unos cuantos metros el actual estadio del CD Mirandés, algo que no se ha hecho ni parece que vaya a hacerse. En cambio, existen otras zonas donde la previsión de 2005 resulta sumamente sorprendente. En ese listado se pueden tener en cuenta algunas de la periferia, como Las Matillas, donde se pretendían levantar altos edificios en lugar de casas más bajas como en otras áreas apartadas. También está el caso de Entrehuertas, una apacible zona donde muchos mirandeses tienen pequeñas fincas de esparcimiento y hace 20 años se esperaba que terminara habiendo ladrillos por doquier.
Eso sí, toda esta planificación tan poco realista está cerca de cambiar. El concejal de Urbanismo, Guillermo Ubieto, explica que «el actual y vigente Plan del año 2005 está totalmente desactualizado y desfasado» porque «planteaba un proyecto de ciudad que se vio totalmente superado por las consecuencias derivadas de la crisis inmobiliaria y del ladrillo que hubo en 2008, entonces, muchas de las actuaciones contempladas no se han realizado, otras no tienen cabida en la realidad actual y otras incluso puede ser que no sean ahora mismo necesidades». Por ese motivo adelanta que «uno de los retos y objetivos de la actual legislatura es la redacción de uno nuevo para actualizarlo, con un componente importante de participación, es decir, que el conjunto de la ciudad pueda participar en las decisiones fundamentales», entre las que incluye «la forma en la que se plantea la trama urbana, qué modelo de conexión con el extrarradio hay, qué movilidad existe o qué integración del medioambiente tiene».