Los vecinos de Villamediana de Lomas, la localidad del Alfoz de Bricia, más cercana al grave incendio que se desató en la mañana del jueves en territorio cántabro, y el alcalde del municipio, Javier Fernández, respiraban tranquilos ayer por la tarde tras ver el incendio «controlado», como señalaron desde el Gobierno de Cantabria pasadas las siete y media de la tarde, y después de más de un día de tensión. Los de Santa Gadea también se felicitaban de que las llamas se habían mitigado antes de llegar a la joya natural del Monte Hijedo, una gran masa forestal de 1.500 hectáreas de bosque caducifolio que comparten los municipios burgaleses del Alfoz de Santa Gadea y Arija con el cántabro de Valderredible, donde se originó el fuego.
Se trata de un bosque mixto de roble albar y haya acompañados por grupos dispersos de impresionantes tejos y muchas otras especies que, de momento, han quedado intactas, dado que el incendio arrasó más de 500 hectáreas de monte bajo con argoma y matorral, pero sin apenas arbolado. Esas eran las estimaciones del Gobierno cántabro, mientras que en la zona burgalesa, concretamente en el Alfoz de Bricia, las llamas solo avanzaron el jueves y quemaron unas 40 hectáreas de monte bajo y pastos, según los primeros cálculos.
Los cuatro frentes activos el jueves se redujeron ayer a uno, localizado en la zona de Monte Hijedo y Riopanero, pero los vecinos de las poblaciones burgalesas vieron como hacia las tres de la tarde el humo era casi imperceptible y todo apuntaba a la pronta mitigación de las llamas. El incendio que alcanzó el nivel 1 en Burgos por la mañana se redujo al cero a última hora de la tarde. El Gobierno de Cantabria confiaba en controlar el peor incendio en sus tierras desde 2005 en la tarde de ayer y lo logró.
A favor del importante operativo que luchó contra el fuego se encontraba la climatología, dado que el fuerte viento del jueves dio paso ayer a una suave brisa, aunque acompañada de altísimas temperaturas. El alcalde del Alfoz de Santa Gadea, Ricardo Martínez, destacaba este hecho y confiaba en el operativo desplegado. Llegó a estar compuesto por seis helicópteros de extinción y otro de control, dos hidroaviones y más de cien efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) que aportó seis vehículos autobomba, dos nodrizas y medios de trasmisiones y comunicaciones. Desde el Servicio de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León arrancaron la jornada con tres helicópteros en la zona que por la tarde ya se redujeron a dos, llegados de Medina de Pomar y Villaeles (Palencia). La brigada de incendios forestales también se retiró y quedaron los integrantes de una de las cuadrillas helitransportadas junto a cuatro cuadrillas de tierra, que por la mañana llegaron a sumar seis.