Le ha costado a Luis Miguel Ramis enderezar el rumbo de un Burgos CF que en la última semana ha tomado oxígeno en la tabla. En Cartagena dirigió su partido número 19 en Liga -tiene un encuentro más en Copa ante el Marbella- como entrenador blanquinegro y al tarraconense le estaba costando compensar sus números. Los datos negativos superaban a los positivos, aunque estos últimos encuentros han permitido que sus cuentas se equilibren.

En estos momentos ya tiene tantas victorias como derrotas, un dato que no hace tanto le era claramente desfavorable. Como técnico burgalesista ha logrado ocho triunfos y ha caído derrotado en el mismo número de partidos. Ha acumulado tres empates, dos de ellos fuera de casa.

Ha sumado 27 de los 57 puntos que ha disputado, por lo que bajo su batuta el equipo ha ganado más del 47% de los puntos que había en juego. Está claro que las tres victorias consecutivas que ha conseguido el equipo han permitido que sus cifras mejoraran de forma significativa.

Una de sus batallas cuando llegó fue la de dotar al Burgos CF de mayor solidez defensiva, ya que encajaba con demasiada facilidad y le hacían daño con muy poco. Los errores no forzados y los despistes han ido desapareciendo y son mucho menos habituales que al principio. El dato que lo corrobora es que el equipo ha sido capaz de dejar su portería a cero en nueve partidos, casi en la mitad de los que ha disputado.

El debe del equipo con Ramis son los goles a favor y es que ha conseguido 14, que no llega ni a uno por partido. Uno de los problemas del Burgos en estos momentos es la efectividad ofensiva. Es algo que el vestuario reconoce, aunque puntualiza que lo que les falta es puntería, ya que son capaces de generar ocasiones de peligro. Lo cierto es que ha habido partidos en los que no ha habido acierto y en otros ha faltado también juego.

Echando la vista atrás, los 42 puntos que tiene en estos momentos el conjunto burgalesista cuando faltan once jornadas para que acabe la campaña no están tan lejos de otros cursos. Son los mismos que tenía el Burgos de Calero en la temporada 21-22, la del regreso al fútbol profesional. En la 22-23, en la jornada 31 el Burgos contaba solo con tres puntos más que ahora -tenía 45-. Donde la diferencia es mayor es cuando se compara el dato con respecto a la pasada jornada con Jon Pérez Bolo en el banquillo, ya que la escuadra castellana tenía 49 puntos en su casillero.

Tres triunfos seguidos. Enlazar tres victorias es un trabajo complicado en la Liga Hypermotion, una competición con un nivel de igualdad máximo. Incluso los equipos más poderosos sufren para sumar triunfos de forma consecutiva. Al Burgos le hacía falta y ganar al Racing de Ferrol, Albacete y Cartagena ha supuesto una inyección de confianza y tranquilidad, por no hablar de los efectos clasificatorios que han tenido esos nueve puntos.

Sin embargo, esta es la segunda vez que el conjunto blanquinegro lo consigue en esta temporada. Pese a que la campaña no ha transcurrido por los derroteros esperados en el primer tercio del curso, el Burgos ganó tres partidos consecutivos con Bolo en el banquillo. Se impuso al Huesca, posteriormente al Zaragoza, para acabar este tridente con su triunfo en Riazor. Era el mes de septiembre de 2024 y en El Plantío se soñaba con pelear por los puestos de privilegio.