No ha escrito una biografía ni un libro de análisis. Pilar Cernuda ha reunido en Genio y figura. Rey Juan Carlos, recuerdos y anécdotas de una vida (La Esfera de los Libros) 40 historias, algunas divertidas y otras que narran episodios de profundo calado a nivel político o institucional. La periodista, eso sí, comenta que se trata de un libro escrito «a favor» de un rey que admira y que define como una persona excepcional. Desde los problemas para acceder al trono y los desencuentros con su padre al escándalo del caso Nóos, pasando por sucesos hilarantes que la periodista ha vivido en primera persona. De todo ello hablará esta tarde en la presentación que hará a las 19 horas en el Museo del Libro Fadrique de Basilea.
¿Ha esperado a la abdicación por cerrar un ciclo o lo ha elegido como el mejor momento por alguna cuestión?
Se ha esperado porque la idea del libro no ha sido mía. Me lo propuso la directora de la editorial a las dos semanas de la abdicación del rey Juan Carlos. Me pidió un libro de anécdotas y yo le sugerí contar también episodios protagonizados por el rey o por personas comandadas por él que han cambiado la historia de España, y que la mayoría no se conocen. Porque da la impresión de que todo estaba hecho, de que la Transición fue fácil...
¿Cree, de verdad, que la decisión de abdicar fue la más difícil que ha tomado en su vida?
Probablemente. Toda la vida pensó estar en la jefatura del Estado hasta el día de su muerte; lo decía siempre. Pero se dio cuenta de que en un momento concreto lo mejor era la abdicación. Primero porque ya tenía problemas de movilidad e incluso de discurso y segundo porque dejaba la corona en las mejores manos. Con el relevo estaba convencido de que se acabaría el debate sobre Monarquía-República, que estaba muy centrado en su persona. Ytenía razón. El debate ya no está sobre la mesa.
¿Ha sido más difícil ser rey desde el plano personal o desde el profesional?
Es dificilísimo ser rey; es muy sacrificado. No solo se necesita un sentido institucional, sino que es un trabajo con un gran responsabilidad. Tiene muchos privilegios, pero tiene una barbaridad de preocupaciones.
Pero a él en particular, ¿qué le ha resultado más difícil?
No lo sé. Pero creo que es más difícil desde el punto de vista personal porque no tiene privacidad. Eso que hace ahora de ir a ver a sus amigos, viajar para respondiendo a invitaciones, irse a comer a un restaurante lo que le da la gana el día que le da la gana y con quien le da la gana... no ha podido hacerlo durante 40 años. Mientras era rey, pero tampoco cuando era príncipe.
Sin embargo siempre se ha hablado de las escapadas del rey...
Sí, pero eran escapadas muy circunstanciales. Nada que ver con irte a pasar quince días.
Hay un momento en el libro que habla de la necesidad de deshacerse de personas incómodas. ¿Han sido muchos los amigos que le han traicionado?
Yo creo que no. Ha tenido amigos de lealtad absoluta, gente que presume de ser amigo y aquellos que se han intentado aprovechar del hecho de que se pensara que eran amigos. Pero el rey les ha calado siempre. El rey Juan Carlos sigue siendo una de las personas mejor informadas de España. No sé cómo consigue llegar a todo: desde los más importantes secretos de Estado hasta cuestiones personales. Yél conoció muy bien la utilización de su nombre en muchas casos.
¿Qué anécdota o recuerdo tiene para usted, como persona o como periodista, un calado especial?
Hay muchas. A mí personalmente me gusta contar cosas que la gente no sabe. Por ejemplo, cuando llega a la jefatura del Estado viene después de una dictadura de 40 años y de un jefe de Estado, Franco, que no ha viajado nunca fuera de España. Por tanto, nadie en los ministerios sabía cómo montar una visita de Estado. Con lo cual hubo que invitarse todo: protocolo, qué tipo de indumentaria llevar, dónde y cuándo dar discursos, dónde celebrar una cena, quién cocina, cómo se decoran las mesas... Cuando llegó tampoco tenía enseña y se inventó también el título de Príncipe.
Usted misma dice que es un libro a favor del rey, aunque reconoce sombras. ¿En qué momentos le ha decepcionado?
Mira, cuento historias que la gente no se cree que hayan podido pasar. Pero son reales porque las he vivido yo. Tenemos un rey excepcional, pero es verdad que ha cometido errores. Por ejemplo, todo lo relacionado con la cacería de Botsuana, me decepcionó. Pero creo que también le decepcionó a él porque fue la primera vez que pidió perdón.
Tampoco era la primera vez que iba de cacería. Pero esa vez, digamos, le pillaron porque tuvo un accidente.
Sí, en aquella ocasión lo supimos. Pero era un momento de crisis espantosa, se va con una persona que no es su mujer, luego esa mujer se aprovecha de su amistad para hacer negocios...
Ya, pero insisto en que se sabían -y permitían-, ese tipo de escapadas.
Pero ojo, nunca se gastaba nada. Era un invitado siempre. Ni a ti ni a mí ni a nadie les ha costado un solo euro esas cacerías.
Para la prensa tampoco ha sido fácil hablar de la monarquía...
...Vamos a ver: ha sido facilísimo...
...¿También para criticar ciertos actos o actividades?
Hombre, vamos a ver... hay reportajes, libros o artículos en los que el rey no sale bien parado. Yo creo que ha habido una libertad absoluta para hablar del rey. Otra cosa es que algunos no hayamos querido escribir determinadas cosas. Pero no conozco a nadie que le hayan puesto cortapisas. Se han contado supuestos negocios o negocios, y su vida privada del derecho y del revés. E incluso se han publicado artículos con supuestas entrevistas que no se han producido nunca y sin embargo las publicaban con comillas. Como por ejemplo, una conversación suya con Urdangarín que nunca se produjo. Él nunca ha hablado con su yerno después del escándalo. Nunca. Ni por teléfono ni en persona.
¿Me va a decir que era normal hacer parodias de la monarquía o hablar de ciertos asuntos personales?
Bueno, pero eso dependería de quien dirigiera los programas de televisión o lo que fuese. Porque se ha parodiado a la familia real...
...Se ha parodiado en los últimos años. Antes era imposible.
Es que no estoy de acuerdo. Hay gente que no ha querido hablar. Lo que pasa es que cuando se ha empezado a hablar es cuando ha habido motivos. Aquí ha habido una admiración generalizada hacia el rey hasta hace 5 años. Y cuando esa admiración empieza a fallar es cuando salen las informaciones críticas.
¿Usted ha dicho siempre lo que quería decir?
Yo he sido una privilegiada porque cuando empecé a hacer informaciones de la Casa Real viajábamos con ellos y hablábamos en confianza, compartíamos muchas cosas y hasta les transmitíamos mensajes. Por ejemplo, le puse en contacto con las Madres de Mayo cuando todavía no se las conocía... e hicimos que pareciese un encuentro fortuito. Y las ve, y se entrevista con ellas y consigue liberar a sus hijos.