El termómetro marca apenas 2 grados a las once de la mañana en Mambrillas de Lara, donde nada más entrar llama la atención que todas las casas están cerradas a cal y canto, persianas bajadas, y puertas sin respuesta. Así nos recibe el pueblo el día después de la declaración del Parque Natural Sabinares del Arlanza-La Yecla, del que el pueblo forma parte parcialmente, pero que presume de uno de los paisajes más emblemáticos, Las Mamblas, cuyos picos a esa horas seguían envueltos en la niebla.
Cuando desanimados abandonamos el pueblo descubrimos a Satur, un constructor local, que hace varias obras en su pueblo. Está bien informado, conoce la declaración del parque, ¡cómo para no saberlo, después de décadas con el asunto!, dice él y vecinos de otros pueblos con los que más tarde hablamos, pocos porque con los bares cerrados, las casas rurales vacías y el invierno que ha llegado de un día para otro, escasos vecinos se ven por la comarca.
En todo caso, hablan de mezcla de sentimientos, por una parte, todos quieren creer que el parque puede ser beneficioso, puede traer dinamización y desarrollo a la zona, pero también tienen sus dudas de cómo se va a gestionar, que se podrá hacer, qué no, si podrán seguir cortando la leña, si seguirán sus aprovechamientos ganaderos y cinegéticos... La mayoría de vecinos dice que a ellos nos les informan, por eso se quedan con dudas, pero con un último, «malo no será».
(Más información y testimonios de vecinos de varios pueblos, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)