Eh, ¿hay alguien ahí? Lo preguntamos porque, según dicen, casi todo el personal se ha ido de puente, y no es plan ponerse a redactar a toda mecha para que, al igual que aquel coronel que no tenía quien le escribiera, no tengamos nosotros quien nos lea. La gente va y viene, sale y entra y podríamos preguntarnos como en la fábula de Iriarte, si tantas idas y venidas, tantas vueltas y revueltas son de alguna utilidad, y tendríamos que concluir que tal vez, porque el río manso y dorado de turistas del otoño ha dejado en nuestra orilla al visitante 400.000 de la Catedral en este año, un bilbilitano, o sea, de Calatayud, que ha salido en este periódico igual que antaño Maricastaño salía en la prensa el turista un millón que llegaba a Mallorca, al que recibían las fuerzas vivas de la isla al pie de la escalerilla del avión con un ramo de flores y la banda municipal. Incluso Los Stop, aquel grupo de hace cincuenta años, dedicó una canción pop al turista 1.999.999, que, por bajar rápido del avión, se quedó sin las flores del turista dos millones. Qué malas son las prisas. Si vas a Calatayud/pregunta por la Dolores/que es una chica muy guapa/y amiga de hacer favores, dicen, pero este es otro cantar, y quien viene a Burgos tiene que preguntar por la Catedral y visitarla, para controlar el turisteo metropolitano.
Nunca había habido tantas visitas en un año, así que echemos las campanas al vuelo, aunque sin gran repique, ya que la Catedral de León sumó más de dos millones de visitas en 2023, así que habremos de sofocar el júbilo y seguir trabajando en favor del turismo y la promoción de la ciudad. La alcaldesa Ayala acaba de prender las luces de Navidad, pero los burgaleses se han ido a ver las de Bilbao, las de Vigo o las de Málaga, que convierten la calle Larios en un paraíso de ángeles que solo puede contemplarse con gafas de sol, como debe ser, porque los ángeles son seres de luz deslumbradora. A Burgos no se viene a ver las bombillitas, ni el mercadillo navideño, que no es el de Ginebra; ahora bien, la Catedral sí, la Catedral merece una visita a Burgos y también una visita de los burgaleses, que, por cierto, ¿dónde están? Eh, ¿hay alguien ahí?
mariajesusjabato@mariajesusjabato.com