Seis meses después de acabada la obligatoriedad del uso de mascarillas en hospitales y centros de salud, ha vuelto el debate político, más que científico, sobre la imposición o la recomendación de su uso ante el crecimiento de las infecciones respiratorias agudas, especialmente la gripe, ahora en sus picos más altos. La decisión del Ministerio de Sanidad de volver a la mascarilla obligatoria, frente a la recomendación de su uso, ha sido cuestionada en la mayoría de las comunidades autónomas, incluida la nuestra, que la ha tildado de 'cortina de humo' para tapar la falta de sanitarios. Que si se tenía que haber acordado antes y de forma consensuada. Que si no sirve para frenar los contagios y solo tiene eficacia entre la población vulnerable…
Un debate estéril puesto que desde hace semanas estamos viendo de forma masiva los cubrebocas en salas de espera y vestíbulos de los centros sanitarios. Una vez más los propios ciudadanos están dando ejemplo de responsabilidad y de sentido común, sin esperar a que las 18 autoridades sanitarias españolas les recomienden o les obliguen a ponerse esta máscara protectora.
Desde el comienzo de la pandemia de covid-19, venimos recibiendo mensajes contradictorios sobre las mascarillas. Recuerdo cuando en marzo de 2020 el ministro Illa, preguntado por la falta de mascarillas, -entonces piezas de colección dada su escasez-, manifestaba que no eran necesarias pese al «pánico irracional» que se había desatado para hacerse con una. El epidemiólogo Fernando Simón apostillaba que no tenía sentido su uso por la población en general. Días después fueron obligatorias en espacios cerrados y al aire libre cuando no se pudiera mantener la distancia interpersonal de 2 metros. En las distintas fases de la pandemia las comunidades autónomas regularon su uso con criterios dispares (por ejemplo, en unas playas era obligatoria y en otras no). El 5 de julio del año pasado la medida dejó de ser obligatoria en hospitales, ambulatorios, centros sociosanitarios y farmacias, cinco meses después de dejar de serlo en el transporte y cuando mucho antes ya no había que llevarlas al aire libre. En las recientes navidades la nueva ministra de Sanidad no compartía los criterios de algunos territorios que acordaron imponer la mascarilla en determinadas circunstancias.
La gripe con sus distintos virus nos viene acompañando a lo largo de la historia. El covid - aunque ahora con variantes menos graves-, vino para quedarse. Lo mismo que las mascarillas.