Existe gran diferencia entre oír y escuchar, radica en esencia, en que oír es el acto físico de percibir sonidos, mientras que escuchar requiere prestar atención activa y procesarlos de manera consciente, para interpretarlos e identificar su mensaje, aunque éste después, nos pueda gustar más o menos.

El artículo 22 de la Constitución española reconoce el derecho de asociación a todos los ciudadanos. La sociedad civil, se organiza en infinidad de tipologías asociativas, con el objeto de defender sus legítimos intereses, para lo cual intentan influir en la medida que pueden, en la actividad política, al fin y al cabo es quien tiene la capacidad de modelar los poderes ejecutivo y legislativo, (el judicial no se puede decir) con el fin último, de arrimar 'el ascua a su sardina'.

Son muchas las compañías que se ganan la vida haciendo cursos de formación a sus altos directivos sobre la escucha activa, la atención al cliente, etc. Dicen los manuales que expresamos más con los gestos corporales, las miradas y actitudes, que con el lenguaje verbal. Aún así seguimos empeñados en mejorar nuestras técnicas de persuasión con la palabra. Últimamente, se está perdiendo más del 50% de este lenguaje no verbal puesto que muchas de nuestras interacciones se producen por videoconferencia, pues solo mostramos la mitad de nuestro cuerpo.

Así las cosas, hoy en día se hace muy difícil discernir si alguien que tienes en frente te está oyendo o te está escuchando. Sin embargo, he podido descubrir un método que me ha resultado totalmente infalible. Yo lo llamo 'open ear political test'. Se trata de ponerte a hablar con un político, exponerle un problema del tipo que sea, de una comunicad de vecinos, de un colectivo, lo que sea. A la vuelta de un mes, vuelves a pedir una reunión con él, y le pides que te resuma la problemática que expusiste en tu primera reunión. Si es capaz de reproducirlo, te escuchó. Si además lo resuelve, no existen casos, la mayoría solo oyen.