Castilla y León cuenta con una amplia variedad de ecosistemas forestales, se erige como uno de los principales destinos micológicos de todo el territorio Nacional. Grandes extensiones forestales, desde los pinares de Soria hasta los robledales de Burgos, albergan una biodiversidad fúngica que sorprende hasta a los micólogos más experimentados.

La micología en esta región no solo es una pasión compartida por numerosos aficionados, sino que también tiene un importante impacto socioeconómico. La recolección de setas genera empleo en zonas rurales, dinamiza la economía local y contribuye a la conservación de los bosques, ya que tiende a fomentar prácticas sostenibles de gestión forestal. La recolección de setas en Castilla y León está regulada por el decreto 31/2017 de 5 de octubre por el que se regula el recurso micológico silvestre, que busca garantizar la sostenibilidad y evitar su sobreexplotación. Los permisos de recolección son obligatorios en muchos acotados y es fundamental respetar las cuotas establecidas y las épocas de veda. Si no queréis leer normativa, para los más cómodos tenéis varias aplicaciones de móvil como la app oficial 'Micocyl' de la Junta de Castilla y León, a través de la Fundación Cesefor, que nos permite con nuestro posicionamiento conocer si estamos en una zona acotada dentro del sistema regulado oficial de la Junta. Además, permite acceder a sacar el permiso desde nuestro teléfono. También podemos estar recolectando en otro lugar que puede estar regulado de forma independiente fuera del sistema oficial pero regulado por su ayuntamiento. En este caso la app 'Cotos de setas' nos puede ayudar a conocer la regulación realizada por los ayuntamientos. En la Ribera, solo Caleruega y Villanueva de Gumiel mantienen regulación en sus montes públicos. En el resto de montes privados la recolección es libre pero limitada a 3 kilos por persona y día.