Una noche para dejarse llevar

I.L.H. / Burgos
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León Benavente y La Habitación Roja, que publicarán disco después del verano, combinaron anoche en Burgos temas clásicos con novedades en unas actuaciones emocionantes que invitaban a soltarse

Abraham Boba, vocalista de León Benavente, bailó, cantó y recitó sus ácidas letras elegantemente vestido con un traje color burdeos. - Foto: Luis López Araico

Con el tema Ayer coreado por todos y el vocalista Jorge Martí subido a la valla y grabando la escena con su móvil justo antes de los fuegos artificiales terminó el concierto de La Habitación Roja en la plaza de Santa Teresa. Fue una hora y cuarto cantándole al instante, los días perfectos, las otras oportunidades, o el momento de encontrar la voz.

El grupo valenciano inició la segunda parte de una noche que compartió con otros musicazos y amigos como León Benavente, ambos con disco nuevo que saldrá después del verano, por lo que combinaron un repertorio de clásicos con alguna novedad. En el caso de La Habitación Roja lo hicieron, además, recordando su paso por el Sonorama (brindaron con una copa de vino) y aquí en la capital, en el Quinta Avenida (¡qué tiempos!).

Luis Rodríguez, guitarrista de León Benavente, en una conversación previa al concierto también se remontó a siglos pasados al hablar de su conexión con los escenarios de la ciudad, retrotrayéndose al BNB (Buenas Noches Burgos): «El de hoy (por ayer) es un día potente porque por un lado está la parte emocional y sentimental que nos une a Burgos. En estos 10 años hemos venido mucho -y antes de León Benavente también-. Además compartimos escenario con otros buenos amigos de toda la vida, La Habitación Roja. Más luego el tipo de concierto, que es muy guay. Es un sitio abierto, gratuito y tiene la cosa esa de que obviamente mucha gente no te conoce y pasa por ahí, te ve y se queda. El otro día vi unas fotos del concierto de La Oreja de Van Gogh y aluciné: ¡pero qué es esta locura!», afirmó.

La Habitación Roja terminó su actuación justo antes de los fuegos artificiales.
La Habitación Roja terminó su actuación justo antes de los fuegos artificiales. - Foto: Luis López Araico

No fueron tan numerosos los espectadores de anoche, pero sí incondicionales: «Los conciertos, al menos como los entendemos nosotros, son para dejarse llevar, para emocionarse y soltarse un poco», añadió el guitarrista al hablar de una actuación imprevista. Dejándose llevar estuvo Abraham Boba, con su traje color burdeos, gritando aquello de No hay miedo o Quiero ser moderador de un debate semanal (de Tipo D con la que abrieron el concierto), Ánimo valiente, Disparando a los caballos, Mítico o Ser brigada. «Ahora mismo estamos en un momento bisagra», resumía Luis sobre ese repertorio para repasar y adelantar algún tema, que en su caso fue Festín (el otro lanzado es Nada, «una oda a la indolencia y a la inactividad en tiempos de sobrecarga informativa y estímulos constantes»). La Habitación Roja tocó nuevas Los seres queridos y Svalbard. Entre ese ayer y hoy, pasado y presente, resultó una noche perfecta para dejarse llevar.